Ser madre es sin ninguna duda la experiencia más compleja que pueda existir. Lo s todo: entrega, felicidad, dedicación, entusiasmo, locura, etc. etc..Es el amor más único pues dura toda la vida a pesar de que exista o surja cualquier tipo de crisis o problema, sea cual sea su calibre.
Desde que llega un hijo a nuestras vidas, cada día es una jornada diferente e inolvidable que poco a poco va creando apego, cariño y no sé cuantas cosas más que hacen que ya no puedas vivir sin él.
También puede calificarse como algo indescriptible por su gran profundidad. No hay nada que te llene más que la sonrisa y la felicidad de un hijo y por el contrario no hay nada que te haga sentir peor que ver que tu hijo no está bien en cualquier aspecto de su vida o de su persona hasta tal punto de sentir su sufrimiento como el tuyo propio
Desde el primer día se tienen muchos momentos positivos y negativos, que con el paso del tiempo te van haciendo un poco más experta y a la vez, ves cómo tu vida ha cambiado y está más llena que antes debido a que todas sus actuaciones forman parte de ti, de tu pensamiento, de tus quehaceres, de tu responsabilidad e incluso de tu propia libertad.
Es una lucha diaria por intentar conseguir las metas más altas principalmente como persona y luego académicamente. Esto se define en pocas palabras pero un año tiene muchos días y un hijo afortunadamente tiene que cumplir muchos años. Lo que hace pensar y reitero, que de no ser por la relación tan “especial” que nos vincula, no lo podríamos llevar a cabo.
Para finalizar quiero decir que a pesar de todo, el ser madre es una gran oportunidad que se nos brinda y por lo tanto:¡DISFRUTEMOS DE NUESTROS HIJOS!
Una madre de Agoncillo.-
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