jueves, 12 de abril de 2012

Heridas luminosas


La crisis nos hiere, la enfermedad nos azota, la muerte nos derriba. Y nos surgen pensamientos tristes, el corazón se nos hiela.

Nos viene la tentación de pensar y preguntar ¿por qué ocurren estas cosas? Yo prefiero preguntar ¿para qué sirven estos acontecimientos?

No es fácil la respuesta. Pero todo lo que ocurre tiene un sentido y nos está indicando algo. Corremos el peligro de obstinarnos y querer que las cosas sean como a nosotros nos parece. Igual es preciso hacer otra lectura. Tenemos nuestro chiringuito montado, nuestra vida programada y las cosas no salen como las deseamos. Pero ¿habrá algo mejor que lo que yo tenía pensado?

Lo celebramos en la liturgia y decimos que a la cruz y a la muerte sigue la vida y la luz. El cirio pascual es más que un símbolo: es una realidad. Es la victoria de Jesus sobre la noche y la muerte.

Ya me gustaría leer la vida y la muerte desde la Vida en plenitud.

Abiertos al futuro. Sin planes cerrados. Puede fracasar nuestro proyecto. Pero surge un nuevo plan de Vida. Lo que me ocurre, es lo mejor .Aceptar lo que es y lo que ocurre. Está bien que hagamos planes, pero dejemos siempre lugar a la improvisación, al cambio, a otras líneas.-

La historia se ha ido construyendo sobre ruinas de edificios anteriores. Y no es peor el gótico que el románico. Y muchas iglesias se cambiaron y se cambió de arte. Prosigue la maravilla y la belleza.

La crisis, la muerte, el fracaso, son cimientos de frutos y de vida.

Hemos cavado en la tierra: la hemos herido y hemos plantado árboles. Igual a alguien les gustaba más la tierra lisa. Pero va a surgir vida.

Son , por decirlo, de una forma como en Jesús Muerto y Resucitado “heridas, pero luminosas”.


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