Cañón del Leza. Es como una plaza donde todos nos reunimos
y hablamos. Distintas alturas, colorido, árboles y seco. Somos los pueblos
del LEZA. En la Iglesia nos llamamos Arciprestazgo. Es algo así como una
mancomunidad de cristianos. Porque descubrimos que todos estamos unidos por una
fe en Jesús, por unas prácticas y por una amistad.
Lo importante es el agua que corre por abajo. Lo importante
es la Fuerza, el Aliento, la Vida que nos anima. Lo llamamos Dios. Nos infunde
paz, animo, coraje.
Y nos queremos sentir unidos, conociéndonos,
comunicándonos, viéndonos alguna vez y sobre todo, intentando vivir al estilo
de Jesús de Nazaret.
Cuando la presa esté llena, recibiremos su agua para beber,
para crear vida. De Jesús de Nazaret,
de su Mensaje, de su Vida recibimos Vida y así caminamos unidos. A su estilo.
No hay belén, que se precie de tal, que no tenga un río: el
agua va corriendo y corriendo. Y da sensación de vida, de alegría. Y a su vera
lavan las mujeres sus ropas.
Un río que nos trae a Jesús, que es Agua Viva, que
purifica, sana, anima, da vigor.
Yo me imagino el Cañón del Leza como un gran belén. Con
montañas, tierra, árboles, y muchas cuevas. Pero sobre todo, con un río que da
agua a varios pueblos. Y resuena al contemplarlo en su serenidad, aquello del
apóstol” se ha manifestado la bondad de Dios”. Como una gran
nevada
Y en alguna de esas cuevas, me imagino que está Jesús
nacido con María y José.
Del cañón fluye el agua. De Jesús nos viene la Vida, el
Vigor, la Fuerza…Y todo en una gran serenidad. Como este paisaje. Es como un
gran portal, con estrellas naturales, árboles de verdad y algún ganado.
El paisaje nos transmite a Jesús nacido, Lleno de ternura y
de proyectos. Para colmar nuestras vidas de agua, de solidaridad, de trabajo
por un mundo nuevo. Todo nos viene de la vida que nos da esa agua, que es
Jesús.
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