La situación está bastante obscura. Sobre todo para
muchas personas: el paro, la enfermedad, las catástrofes, las guerras, las
desavenencias… Podemos seguir. Y cada uno vivimos nuestras pequeñas o grandes
obscuridades.
Me parece interesante en medio
de las tinieblas mirar con el telescopio de la vida, de la
fe, de la esperanza para ver si hay algún signo
que nos anime.
Igual nos resulta difícil cambiar las cosas, aunque
casi seguro que algo podemos hacer. Algo positivo para cambiar la situación.
Pero con un buen telescopio se ven hasta las cosas más
diminutas. Pues eso, con el prismático de la esperanza vemos signos muy
sencillos que nos animan y nos empujan
en la vida.
El domingo 1 de diciembre empezamos a preparar la
celebración del Nacimiento de Jesús. Lo
llamamos Adviento y vamos a insistir en buscar SIGNOS DE ESPERANZA.
No
busquemos en las grandes decisiones políticas o económicas, sino en las
pequeñas cositas, en los humildes de la tierra, a veces nos deslumbran las
grandes lumbreras, pero nos resulta más fácil descubrir las pequeñas luciérnagas.
Pues vamos a captar su luz y a dejarnos
iluminar por ellas. Veamos cosas positivas…
Podemos hacer la lista y gozaren ellas…
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