A raíz de una entrevista que me hicieron,
publicaban mi foto con unos compañeros, y un comentario sobre la primavera de
la Iglesia con el Papa. Alguien comentaba: ¡pues si la primavera nos va a venir de los geriátricos!
Por supuesto que hace falta savia joven y
personas jóvenes. Es una maravilla cuando Benedicto XVI se jubila, Pagola deja
el ayuntamiento de Calahorra…
Pero siempre se ha dicho que la juventud
además de en los años está en la vitalidad, en la utopía, en la aventura.
Y en eso, por supuesto, es en la juventud
donde están las fuerzas. Pero no podemos olvidar que grandes genios han hecho
maravillas a años bien avanzados. Francisco I ya tiene sus años de jubilación.
Los mayores son en muchas ocasiones los que aportan las ayudas y son el colchón
de la economía familiar. Son bibliotecas cargadas de sabiduría. Son los niñeros
de sus nietos…
Pero que se vea a los jóvenes, que haya
iniciativas y proyectos, aunque a veces
puedan equivocarse como todos.
Los mayores podemos estar en retaguardia.
Pero no olvidemos que aquello del Concilio
Vaticano II se le inspiró a un anciano llamado Juan XXIII. Y que Simeón y Ana
eran mayores y descubrieron la salvación en Jesús.
Recuerdo a Labordeta: Somos como esos viejos
árboles. Vamos a hacer con el futuro un
canto a la esperanza y poder encontrar
tiempos cubiertos con las manos los rostros y los labios que sueñan
libertad.
Y en la búsqueda de la libertad y la
fraternidad, ahí estamos todos y todas con cualquier edad.
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