Es algo muy sencillo. Varias personas me dicen que están recogiendo
tapones. Sí, tapones de botellas que no son de corcho. Porque esos tapones
luego se reciclan. Y hay mucha movida para recogerlos. Luego se venden y suelen
pagar de 200 a 300 euros por cada tonelada.
¿Para qué se dedica ese dinero? Normalmente es una causa solidaria. Hay,
sobre todo, niños, que sufren alguna enfermedad fuerte. Y sus padres no pueden
pagar los gastos que acarrea el tratar ese mal. Y entonces se hace una causa
común entre muchísimas personas.
En este momento hay varias
causas. Una que conocemos más en la Rioja es el caso de Albelda. Kike el
príncipe valiente, que necesita una fuerte investigación y tratamiento médico.
Podemos recoger nuestros tapones
en casa, calle, bares…
Y así sencillamente cada una de
estas pequeñas acciones nos va haciendo aprendices de solidarios. Porque dice
el escritor: “Mucha gente pequeña en
lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas pueden cambiar el mundo"
(Eduardo Galeano).
Podemos seguir dejándolos en el
mismo lugar que hasta ahora, pero si alguien no sabe lugar, los puede traer a
los salones parroquiales.
¡A por los mil kilos!
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