Qué
problemas tenemos ya a cierta edad con la sal. Enseguida nos aconsejan comer
sin sal. Porque perjudica nuestra tensión.
Pero
todos reconocemos que los alimentos sin sal saben insípidos y con ella saben
mejor.
La
sal sirve para dar sabor, para sazonar las carnes (el jamón), para avivar el
fuego de asar chuletas, y también para escocer los ojos o las heridas.
Pues
Jesús de Nazaret nos dice que seamos SAL. ¿Qué quiere decir esto?:
-
Que demos sabor a la vida, que creemos ilusión, alegría, esperanza. Que
ayudemos a saborear la vida, a vivirla con intensidad.
-
Que sazonemos los pensamientos, los sentimientos, que pongamos equilibrio,
sentido común, armonía en nuestros ambientes.
-
Que avivemos el fuego de las causas nobles, apoyando, colaborando, haciéndonos
voluntarios y partícipes, colaboradores de esas organizaciones y de esas metas
positivas.
-
Que también seamos como la sal, que escuece, molestos para las injusticias, la
corrupción, la mentira, la explotación, la violencia. Decir las verdades y
sobre todo, vivirlas puede resultar muy molesto y escocer a quienes no nos
portemos bien. Pero es un gran favor que hacemos y que pude ayudar a crear otra
sociedad distinta.
Pero
ojo, hay que saber usar la sal, sin excesos. Y sobre todo, darnos cuenta de que
la sal, cuando sirve, se va deshaciendo hasta, aparentemente, desaparecer. La
saboreamos, pero no la vemos.
Así es lo grande de nuestra vida: irla
entregando sin que se note.
No hay comentarios:
Publicar un comentario