Decíamos
que los enemigos del alma eran:”El demonio, el mundo y la carne”. Yo hoy quiero
hablar de otros enemigos más sencillos. Yo quiero hoy poner la lista de lo que
experimento como grandes enemigos de tener hambre y sed de justicia, de las
ganas de cambio, de mejora.
Y
pongo estos dos: El sofá y la telenovela. Me siento y percibo que vivimos muy
acomodados, con la paz del cementerio. Porque muchas personas estamos bien.
Estamos tranquilos (quizás venga de tranca, de los palos que hemos recibido en
la vida).
Nos
acomodamos y estamos muy a gusto en nuestra casa al calorcito. Y siempre nos
cabe el recurso de ”ya nos lo arreglarán”. o de comentar lo mal que están las
cosas….
Algo
que ha enganchado muchísimo a las personas son las novelas y las teleseries.
Hay que tener cuidado de cuándo se ponen las reuniones para que no
coincidan con los horarios de una
novela. Si fuesen personas más jóvenes, tendríamos que atender a los horarios
del futbol.
Fácilmente
lloramos ante la tragedia de una novela o de ciertos programas de la tele, pero
no caemos en la cuenta y pasamos de la realidad sufriente del vecino de al
lado. Recuerdo que hace años, al ir a visitar a una familia, estaban llorando
ante la tele, y al manifestarles que necesitaba hablar con ellos, me dijeron: ”espera,
que esto está muy emocionante”.
Hay
formas de evadirnos de la realidad. Los chismorreos, los sentimentalismos nos
atraen y ya derramamos el caudal de lágrimas necesario como para luego
preocuparnos de más problemas reales que existen a nuestro lado.
Va
a ser cuestión de sentarnos en sillas un poco duras y de bajarnos a la calle a
ver los dramas y las alegrías que nos trae la vida.
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