Qué bonitos son los caños del agua. A través de ellos sale el agua con energía. Los caños solo dejan pasar el agua. Porque cerca o lejos hay un manantial. Porque viene el agua a través de las cañerías.
Pienso que las personas somos como los caños: dejamos pasar el agua, dejamos pasar la bondad de nuestro corazón, dejamos pasar palabras de aliento y ánimo .Y también el caño puede echar agua sucia y eso es lo que hay en el depósito. Si hay rencor o egoísmo en el depósito de nuestro corazón, echamos maldad, aguas sucias de nuestro interior.
Veo a las personas que estamos jubiladas como un caño, que llevamos muchos años dando agua. Cuánta agua ha salido por el caño de nuestra vida.
Cada jubilado es una fuente. Está llena de experiencias, sentimientos, recuerdos, saberes, cariños... Solemos decir que somos como una biblioteca.
Cuando vamos con sed, qué gusto da echar un trago en el caño de la fuente. Así podemos aprender beber, saciar nuestra curiosidad, historia, formación con el agua, con el saber y la sabiduría de los mayores.
Esta hoja la llamamos “La fuente”. Y quiere ser el caño por el que transmitamos lo mejor de nosotros mismos: nuestras experiencias, ilusiones, ideas, sugerencias. Lo importante es que dé agua serena, refrescante, que quite la sed y que podamos llenar en ella el barril de nuestra vida.
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