jueves, 5 de junio de 2014

Menudo partido


Soy un español raro. Hoy me he enterado a las 10 de la mañana del resultado del partido de anoche en Lisboa.  Me lo propuse y quise hacer huelga. Estoy indignado de que ese sea el gran acontecimiento, la gran noticia, dado por todos los medios a lo largo de toda la semana y en especial, desde las siete de la mañana del sábado. Indignado de que acudan los grandes poderes como un acontecimiento importante. De que haya tantos miles que acudan a verlo. De que se paralicen las ciudades y los pueblos por verlo.
Ya sé que puedo muy poco, pero  he querido hacer huelga y no ver el partido. (¿Qué tal si  varios millones hubiésemos hecho huelga?)
Luego decimos que no creemos en dioses. Y acudimos en masa a Cibeles y Neptuno. Al nuevo dios: el futbol. Lo grave es la cantidad de millones que se invierten en esto y que luego no haya para resolver la crisis.
Ciertamente me siento avergonzado de un país donde se pagan tantos millones por un futbolista o por un gol y se echa a la calle a los investigadores porque no hay dinero.
Pienso que acontecimientos como estos fomentan la pasividad de las personas ante los problemas serios. Ahí echamos nuestra fuerza y entonces quedan pocas ganas para ir a la manifestación contra la pobreza. No pude estar el viernes en Logroño pero sé que hubo muy pocas personas. Igual pensamos que la solución al paro es que nos contraten para futbolista.
Es cierto que muchas personas lo vieron y disfrutaron un rato. Fenomenal. Lo malo es que hemos sacado las cosas de su cauce y hemos constituido una sociedad sobre la rivalidad, el dinero y el entusiasmo momentáneo. No quiero grandes triunfos sino pequeños  avances humanos.

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