martes, 29 de julio de 2014

Cáritas (1)

La crisis sigue siendo un duro sacrificio para muchas familias. Somos testigos de la desesperación de numerosas personas que acuden a Cáritas en busca de ayuda y seguimos asistiendo con dolor al desmantelamiento de servicios sociales y restricciones de derechos, y al abandono a su suerte de todas esas personas, que, como denuncia el Papa Francisco, son víctimas de “esa cultura del descarte en la que el dios-dinero está en el centro”.

Aunque a la luz de los datos macroeconómicos comienza a trasladarse a nuestro imaginario colectivo la idea de que la crisis ha terminado, constatamos, sin embargo, que sus efectos más graves no han desaparecido en el día a día de las personas más desfavorecidas. Es más, una eventual salida de la crisis dejaría tras de sí una sociedad más desigual y precaria, con nuevas víctimas que se suman a las que ya existían antes de la recesión, con unos derechos sociales más restringidos y expuestas a una forma de analizar la realidad que, sin rubor, entiende que las personas solo son “rescatables” si las leyes de la economía lo permiten.
El camino hacia un escenario mejor es todavía incierto y, en cualquier caso, será largo. Este nuevo contexto nos obliga, como Cáritas, a cambiar para poder responder a las nuevas situaciones, distintas tanto de las que hemos venido afrontando en lo más grueso de la crisis como las de la etapa anterior. Es necesario escuchar la llamada de Francisco a “salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio”.
Por todo ello, los miembros de la Asamblea General de Cáritas queremos apostar por construir una sociedad:
-Que ponga en el centro a las personas y donde la economía esté a su servicio para primar la vida y la sostenibilidad, en lugar de ser un instrumento de exclusión e injusticia.
-Que apueste por reafirmar los valores comunitarios de solidaridad y fraternidad a favor de todas las personas, especialmente de las más débiles, para sostener una sociedad verdaderamente ética y democrática.

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