¿Qué
gana el rosal creciendo y dando
rosas? ¿Qué gana el trigo pudriéndose en
la tierra, dando tallo, luego espiga y luego grano? ¿Qué gana el sol luciendo,
dando luz y calor? Qué gana el árbol dando fruto? NADA, UNICAMENTE QUE LAS PERSONAS LO PODAMOS
APROVECHAR Y USAR.
¿Qué
gana el rio corriendo y regando los campos?
¿Qué gana el aire soplando y dejándonos respirar? ¿Qué gana el coche
corriendo y haciendo kilómetros?
Es
curioso. Todo funciona gratis en el mundo.
Solamente las personas sacamos ganancias para nosotros mismos con lo que
somos y con todas esas cosas.
Me
paro debajo de un cerezo. Ofrece sus frutos gratis. Él no cobra
nada. Le cogemos el fruto. O lo
cortamos, o lo podamos. Me deja sorprendido. Todas las cosas de la naturaleza
dan gratis lo que son y lo que tienen. Y no exigen nada a cambio. Si les damos algo (abono) es para que rindan
más. Pero ellas no piden nada. Lo hacen gratis.
Esta
es la palabra mágica: GRATIS. Sin pedir nada a cambio, sin buscar nada en beneficio propio.
Es
fenomenal: que nosotros nos parezcamos a la naturaleza: darlo todo gratis, sin
esperar nada, porque lo normal es vivir y darnos.
Por
lo menos que seamos como el rosal: da rosas para que las veamos, las olamos y
disfrutemos su hermosura.
Me
gusta pasear a la mañanita por el campo. Y hay cantidad de frutos naturales.
Hay algunos que son más generosos. Sin pedir nada a cambio, sin haber recibido
nada de abonos ni insecticidas, dan su fruto sabrosísimo. Así las manzanas
maguillas, las moras, los cerezos silvestres, las setas, las endrinas... Poned
el nombre de otras muchas que vosotros conocéis y gustáis. Solas con el
sol y la lluvia producen exquisitos frutos.
Y los caracoles, y los peces de distintas
clases, y…
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