Los días pasan. Y llega el curso escolar y quizás con él también el curso en nuestras vidas.
Pienso que en la parroquia podemos empezar. No se trata de ir repitiendo las mismas cosas que hacemos todos los años. Indudablemente celebraremos las festividades religiosas,... Pero la gran pregunta que podemos hacernos es: ¿Para qué existe la comunidad parroquial? ¿Para hacer bautizos, comuniones, entierros, bodas? La comunidad cristiana tenemos como meta: anunciar a Jesús y su Evangelio, intentar vivir esa Persona que es Jesús y su Evangelio en comunidad y personalmente y vivir sirviendo a los demás, en especial a los pobres.
Desde aquí, me pregunto: ¿qué acciones podemos realizar para conocer mejor a Jesús, para tener experiencia de Él, para orar mejor, para servir a los pobres, para sentirnos mejor, para ser comunidad cristiana?
Muy en concreto: yo llevo ahora justamente un año con vosotros. Y muy a gusto. Pero ¿para qué queréis al cura? ¿Qué necesita nuestra comunidad parroquial? Y no me refiero a obras, sino a lo necesario para fomentar un crecimiento cristiano.
No se trata de conseguir nuevos adeptos, pero sí de ofrecer el Evangelio como Buena Noticia. Y eso ¿cómo hacerlo?
No se trata de que haga el cura, sino de que toda la comunidad veamos qué necesidades hay a nivel de fe, de servicio, de pobres, de comunidad... y programarnos juntos a ver cómo trabajarlo, intentarlo...
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