Hay
épocas en que no cesa de llover. Que llueva, que llueva... Siempre
está fluyendo el amor de Dios en las personas. Lo palpamos en las
obras que otras personas realizan en nosotros. Las llamamos
1.-
OBRAS DE MISERICORDIA
Misericordia
no es considerarme superior al otro y ser condescendiente con él,
sino partir de que la otra persona y yo compartimos las mismas
realidades y las dos somos acogido y amados por Dios.
Ver
las cosas y las personas con Dios y como Él: desde el Amor. No desde
altura de ser yo mejor. Si no experimento yo la misericordia y que
Dios comparte mi realidad totalmente, sería la postura del señor
que acude al pequeño y al pobre.
El
sol luce igual sobre justos e injustos
Llevamos
un tiempo largo en que la sociedad otorga premios, reconocimientos,
medallas a las personas y entidades que han sido generosas. Cuando
Jesús se conmueve por la multitud hambrienta y hace que compartan el
pan, no acepta homenajes. Se va al monte a orar a solas, para
llenarse de la presencia del Dios Padre de todos.
Lo
único necesario para compartir con los demás hermanos heridos, es
sentir el corazón. Como en el buen samaritano, hay que bajarse del
burro, de la cabalgadura y acercarse al herido. Ahí está lo
importante: bajarme de mi situación, opinión, prejuicio y ponerme a
ras de la persona herida.
No
entiendo que haga falta ninguna indulgencia, porque Dios perdona
totalmente y globalmente. La única condición es bajarme de la
cabalgadura y dar de comer al hambriento, vestir al desnudo, acoger
al peregrino, visitar al preso, acompañar al enfermo… Escuchamos
las palabras de Jesús: ”venid, benditos de mi padre…”. Sin más
condiciones que haber acompañado al sufriente.
Desde
la altura de mi situación, de mi borrico, como el samaritano, es
difícil ver, palpar, sentir las necesidades del prójimo.
Si
nos ocurre algo importante a nosotros o a nuestra familia y se nos
revuelven las tripas. Se nos quitan las ganas de comer. Algo así
pienso que es necesario que sintamos y vivamos ante el hermano herido
con cualquiera de las muchísimas heridas.
Heridos
hay a millones por los caminos. Y no podemos llegar a todos, pero, yo
siento que es bueno acercarme de verdad a alguno, sentir con él,
llorar con él, vivir con él. Qué bueno si en la lista de nuestro
corazón hay una o dos personas heridas, que nos ocupan y nos
preocupan.
Y
después de verle, atenderle, preocuparme por él y con él, trabajar
para que no haya más heridos de ese tipo. No sé si el samaritano
avisó a la policía para que vigilasen más aquel trayecto o si puso
radares o guardas vigilantes. O si cogió a los ladrones y les llevó
a una escuela de los judíos a rehabilitarse… Misericordia, sí,
pero antes y a la vez justicia. A ver si evitamos millones de heridos
en los caminos tramposos de la vida. Eso es para mí la misericordia,
pero con todas las complicaciones.
¡Qué
raro me suena eso de “misericordia”. Me evoca un poco al rico
dando comida al pobre en el portal de la casa. O al pobre pidiendo
de rodillas en la calle o en la puerta del templo al que unos pocos
van echando calderilla.
Me
gusta más esta expresión de la Biblia “A Dios se le revuelven las
entrañas al ver al pueblo de Israel esclavizado“. O las veces
que dice el Evangelio “Jesús se conmovió al ver a las personas
con hambre, con un hijo muerto, con una enfermedad de muchos años”.
Todo parte de sentir, de ver la realidad del otro, de vivirla como
propia, de dejarnos impactar, de ver los hechos, las causas y la
respuestas, y sobre todo, sentir cómo sufren y duelen las personas.
Porque
ante todo, la misericordia arranca del amor y de la dignidad de las
personas. No es por sentirme yo mejor o peor.
No
se trata de resolver, sin más, las necesidades ajenas, sino de
vivir, con los demás sus carencias y descubrir con ellos la
posibilidades para recuperarse. Siempre partiendo y buscando su
dignidad de personas.
“Conmoverse”:
“se me revuelven las tripas”, “nos da una mala vuelta”
cuando percibimos y sentimos el sufrimiento propio o ajeno.
Hace
unos años, vino un chaval y me dijo ”que ha dicho mi madre que
iba a echar estas manzanas a los animales y ha pensado que igual te
gustaban a ti”. Y ayer me dijo otra persona: ”toma estas botellas
de aceite extra virgen, porque son muy buenas y a nosotros nos
gustan. Me magino que igual les va a gustar a aquellos a quienes se
las entregues”.
2-.-
Dar de comer al hambriento. Lo
cambiamos un poco: “Compartir
el hambre y
compartir
la comida”.
Sentir:
significa conocer la realidad de las personas hambrientas. Pasar
físicamente hambre, vivir en austeridad.
Cada
vez descubro más sentido al ayuno (aunque el no comer carne, no me
implica nada).
Multitud
de colectivos, Ongs, Asociaciones, grupos, entidades... reparten
comida a los pobres Y muchas personas se privan de comida por
compartirla con los demás Pero me molesta un poco el que haya
“tantos hechos de solidaridad”, tantos premios por ser
solidarios, tantas operaciones puntuales de recogida de alimentos.
Pienso que antes que la misericordia, ha de funcionar la justicia y
la lucha por unas leyes justas que eliminen la posibilidad de hambre
en el mundo.
Es
como la cocinera o el cocinero, que al ver que no va a llegar la
comida porque los comensales han aumentado más de lo previsto, dice:
“no tengo ganas hoy de comer, porque he echado un bocado”. Miles
de vecinos comparten con otras personas comida, fruta, postres,
verduras, ensaladas... felices, se lo están dando a Jesus. Pero
sobre todo felices si tenemos la suerte de que los demás llenen
nuestra hambre de solidaridad.
Ir
a la causas profundas del hambre en el mundo y luchar por la justicia
en la creación y en el reparto. Parece que se va recuperando el que
llegue la comida para más personas. Pero todo lo que podamos hacer
con ongs, partidos políticos, asociaciones... Trabajar para que no
haya Hambre. Cuando pienso en el hambre, enseguida me voy a los
hambrentos que conozco, pero ¿cuántos miles de personas mueren por
no tener alimentos en el tercer mundo? Y es cuestión de leyes, de
negocios, de riquezas hechas a base de pobrezas.
La
comida cura no solo el estómago sino la convivencia, la acogida, la
amistad. Menos caridad y más amor. El hambre no se quita solo con
pan.
Y
a la vez suprimir el hambre en el mundo. Sobre todo, en los niños
(20 personas en España tienen los mismos bienes que 15 millones de
personas). Es de suponer que guarden algun día ayuno por
prescripción médica.
Ya
tenemos una misión gozosa. Compartir el hambre y el pan bueno, o los
frijoles, o el arroz.
Con
la comida que se tira en nuestra Rioja, se cubriría mucha hambre.
Veo muchos frutales, muchas verduras que se acaban perdiendo. Si
tenemos la suerte, podemos quitar hambre.
Recuerdo
que varias veces lo hemos hecho: vamos con los niños de marcha y
mezclamos los bocadillos. Luego, cada uno coge el que salga. Menudo
jaleo ”este no es el mío”. Fraternizar la comida y el hambre.
Es
muy original la idea: vendemos bocadillos para sacar dinero en la
campaña contra el hambre. Muy bien por el esfuerzo de los que
trabajan al hacerlo y por lo que puede suponer de mentalización.
Pero, ¿mira que quitar el hambre de los demás comiendo pinchos
nosotros?
3.¿-COMPARTIR
CAMA ?
Eso
no. Lo prohibe la moral... y es mejor que una persona se quede sin
cama...? Es cierto que hay otras soluciones. Pero puede ser las
camas calientes que en las ciudades se alquilan.
Jesús
no sé si estuvo muy acertado. Porque sí que habría peregrinos
hacia Jerusalén. Pero sin duda existian mucho más carrilanos
recorriendo caminos en busca de alimentos y casa.
Acoger
al peregino. Viene más limpio y en mejores condiciones físicas.
Pero acoger al transeúnte, al sin techo, es complicado. Hay
albergues, casas de acogida, pero aún así hay muchas personas
buscando cama, casa, lugar.
En
nuestros pueblos se acogía a los pobres en los pajares. Por lo menos
había cierto calor y abrigo. Hoy con los pisos y las casas es más
complicado. Y sobre todo, tenemos mucho miedo. Es cierto que cada
equis tiempo sale la noticia de alguien que ha herido a un señor en
su casa.
Yo
llevo treinta años compartiendo la casa con otras personas:
parados, toxicómanos, inmigrantes, curas, expresos, prostitutas. Y
he tenido mucha suerte: me han enseñado mucho, me han tolerado casi
todos mis manías, me han ayudado en las tareas de casa Y varios me
siguen llamando como a un padre. Es cierto que quizás hoy se pueda
pensar en nuevas fórmulas.
Me
maravillan unos religiosos de Logroño, que al quedarse su casa vacía
de vocaciones, la han empleado totalmente.Y una parte de ella es para
acoger personas que esporádicamente necesitan una cama.
Tiene
su dificultad acoger al peregrino, al transeúnte: cómo escucharle,
cómo descubrir su valía, cómo potenciar sus posibilidades, cómo a
veces superar sus debilidades sicológicas... Hace falta equipo y
hace falta ayuda de los vecinos. Pero qué bonita obra sería este
año de la misericordia acoger en cada pueblo a una o varias
personas. Lo ha dicho el papa, pero parece que la respuesta es de
papel y de documento.
4.-
¿Qué tal estamos? Visitar a los enfermos.
Dejarme
encontrar por los enfermos. El es señor. Vengo a escuchar, a
aprender, a acompañarle para que él y yo descubramos las energias,
las posibilidades de esa enfermedad. Para juntos encontrar la paz.
Por eso, lo primero es el silencio: no dar ruido, no hablar
demasiado, escuchar, acoger, no juzgar, desvelar los recursos.
Qué
bien se visita en los pueblos a los enfermos. Y a los ancianos.
Mucho cuidado. A ver si es conveniente que yo le ayude en algo, le
lave los platos, le limpie la habitación, porque puede ocurrir que
le cree mayor conciencia de su invalidez, de su situación. Si
escucho, si lloro con él, si río con él, se silencio produce eco.
En
los hospitales, mejor si estoy poco tiempo a no ser que el enfermo
me pida mayor estancia. Y mucho menos con motivo de ver al enfermo y
si es domingo, echar la tarde allí,. En alguna ocasión me he
encontrado 8 personas en una habitación y calladito me ha pedido el
enfermo”¿puedes sacarme todas estas viñas de aquí” Es que
enseguida empezamos a hablar del campo, de otros problemas. Y el
enfermo está para descansar.
No
me interesa saber la enfermedad ni sus causas, ni mucho menos ofrecer
soluciones al paciente. Estar junto a él y compartir silencio,
dudas, miedos, interrogantes, soledad... eso puede curar. Y por
supuesto, si hablo, acompañar para que el enfermo descubra su
camino, su sanación...
Hoy
hay una serie de enfermedades, reconocidas socialmente y atendidas en
parte. Ahí tenemos una oportunidad en la que se va manifestando la
salvación de Jesus. Son enfermos mentales, discapacitados. Podemos
acompañar, potenciar, hacernos socios, dedicar ratos a los tiempos
libres y a los talleres, apoyar su ocio, estar con las familias,
mejorar las leyes en su favor.
5..-
Pasamos sed y repartimos bebida
Es
fácil dar de beber al sediento. Bueno, quizás, no tanto. Porque el
agua está siendo la causa de algunas guerra y lo va a ser más en
el futuro. Hay escasez de agua, y repartirla es muy difícil.
Sí
que es cierto que hemos conseguido que la Coca Cola llegue a todos
los rincones de la tierra. Pero el agua para beber, regar, lavar...
Me
ha tocado vivir las discusiones terribles por el agua entre pueblos
lindantes o entre vecinos por regar el huerto. Una bonita obra de
amor. La persona que sea capaz de dejar regar al vecino antes que
él, ya es un motivo de canonización.
Qué
problemas surgen más fuertes por los trasvases, por la utilización
de fuentes y canales. Es que la sed debe ser algo muy duro. Prueba de
ello es que el pueblo de Israel armó follón cuando le faltó el
agua en Meribá y Masá. Y que Jesús pidió agua a la samaritana,
y que sufrió la sed terrible en las cruz.
Una
obra maravillosa es cuidar y respetar el agua. No echando elementos
que puedan perjudicarla. Ahorrar el gasto de agua al beber, al
fregar, el servicio.... Qué bonitas las rogativas cuando no se
hacen para pedir que llueva en nuestros campos, sino para orar la
sequía. Para escuchar a Dios en esas circunstancias, para
responsabilizarnos del consumo del agua.. para sentir la sed de
millones de personas.
Y,
si bebemos en botella, no tirarla al suelo, sino reciclarla. El
reciclado es un amor y un respeto a la naturaleza. Ahí se demuestra
si lo que nos preocupa en mi comodidad o el bien de todas las
personas.
6
Te acompaño en el dolor
Es
un fenómeno muy curioso lo de la muerte y lo que le rodea. El
difunto muere. La familia más cercana sufre. Pero se ha montado
todo un ámbito social, mitad mercadeo, mitad sociedad. Los
tanatorios, las cajas, las flores y todo lo demás hace del entierro
un acto más de sociedad.
Enterrar
a los muertos ya no se hace. He tenido la suerte de amortajar a
cientos de difuntos en las parrquias donde he estado. Hoy eso ya no
es posible porque está la empresa funeraria.Pero sí que es posible
acompañar, a poder ser en silencio, a las personas que sufren la
perdida de un ser querido.
Hay
una obra de caridad grande con los difuntos. Casi siempre se tiende a
hablar en ese momento y a reconocer sus cualidades en vida: ¡Qué
bueno era!
Las
cofradías tenían como tarea enterrar y acompañar a los difuntos.
Hoy podriamos cambiar y dedicar el coste de los ramos y las flores en
servicio a los pobres y a sus ongs. Me ocurrió en una ocasión y
fueron 600 euros a una entidad de caridad.
Hay
una costumbre muy humana en los pueblos: acompañar a los difuntos.
Sería mucho más profunda si somos capaces de hacerlo en silencio.
Ir al cementerio sin hablar. Bonito momento para pensar en el sentido
de nuestra vida, para recordad al difunto en su vida, para acompañar
en el dolor a la familia…
Y
hay personas a quienes les cuesta mucho superar el duelo. Quizás ahí
tenemos una forma de vivir el Amor: compartir ese dolor pero desde la
esepranza. Dotarle de medios sicológicos, creyentes, humanos, para
ir superardo el duelo.
7.-Vestir.
Hay mucha costumbre de entregar la ropa a Caritas o a otras
entidades para luego repartirla o venderla a bajo precio a quienes lo
necesitan.
En
los buenos tiempos económicos se nota el cambio de temporada por la
cantidad de ropa que se entrega. Suelo invitar a que en lugar de dar
ropa usada, en buen estado, se dé el dinero que iba a costar la ropa
nueva o comprar directamente la prenda para quienes la necesitan.
En
nuestras tierras no hay tanta falta de vestido como en otras zonas.
Hay una costumbre entre las personas sencillas, que la ropa de un
hermano o primo o amigo se da a otro cuando ya no le vale.
Es
cierto que hoy hay tanto mercadillo, tanta tienda oulet que es fácil
comprar barato. Pero buena obra sería, por ejemplo, si enseñamos a
coser, planchar, arreglar vestidos. Porque muchas veces es necesario
para aprovechar la ropa que se tiene.
Más
que ropa, quizás necesitamos “otros vestidos”: por ejemplo
enseñar a llenar impresos, acudir a hacer una reclamación presentar
un manifiesto… Vestir a las personas de recursos propios para saber
defenderse en la vida. Y enseguida nos va a hacer falta revestirnos
de espíritu universalista para poder dialogar con otras culturas,
idiomas, religiones. Revestirnos de universalidad.
Pasa
lo mismo, tenemos necesidad de aprender a manejar el ordenador,
múltiples maquinarias e instrumentos de la vida diaria. No todos
sabemos poner un enchufe o encontrar el canal oportuno de la tele, o
saber cómo funciona la olla. Es preciso revestirnos de la ropa, del
traje del funcionamiento oportuno para la vida normal.
Qué
servicio más bonito realiza Ángel haciendo con los abuelos
ejercicio de memoria. El va poniendo al dia todos sus conocimientos
y estrategias pedagógicas.
Y
puestos a vestirnos: qué maravilla revestirnos de mansedumbre,
comprensión, diálogo, escucha, paciencia. Hay que buscar tiendas
donde se vendan esas ropas.
Y
aquí sí que podemos vivir el espíritu de la misericordia: más que
enseñar y dar, se trata de aprender, acoger, dejar que nos enseñen…
Se
pinchó la rueda el día de los reyes magos. Pedí en misa el regalo
de que se arreglara, y al momento tenía cinco personas arreglándola.
Y al final, me dejaron un coche a mi disposición. Eso es
misericordia.
Es
lo mismo que cuando pido ayuda para el ordenador. Se crea un flujo y
reflujo entre todos: recibimos y damos.
8.-
Presos
Carentes
de libertad. En un principio, y según la Constitución
española, las cárceles son para ayudar a los presos a rehacer sus
vidas y ecuperar sus valores.
Pero
en la práctica, casi siempre es un castigo, largo, penosos,
deteriorante, que no les recupera sino que les hunde más. Y
que les hace reconocer su pobreza, porque los ricos disponen de
medios, abogados, recursos para salir de la prisión en libertad
provisional.
Hay
bastantes personas voluntarias que les acompañan con visitas,
cursillos, ayudas… Algunos les sirven la Palabra de Dios y la
Eucaristía. Tengo la suerte de celebrar con ellos la
Eucaristía algunos domingos. Y es una maravilla su
participación, colaboración. Siempre tenemos el mismo tema desde la
palabra: ¿Para qué nos sirve el estar aquí? Y siempre hay
alguno que “desde el coro “ tiene ganas de echar una parrafada
(es que no se ven entre módulos). Les invito a que salgan a
echar un cigarro.
Hoy
hay una realidad que es muy interesante de aprovechar. Algunas
personas, en lugar de ir a la cárcel internos, pueden cumplir
su pena con servicios sociales comunitarios. He vivido con varios de
ellos. La verdad que es muy poco lo que van a hacer físicamente
con su trabajo, pero la aportación de cariño, de diálogo, de
experiencia, de crecimiento, merece la pena. Es una gozada. Una pauta
de lo que pudiera y debiera ser la privación de libertad.
Más
dolor que los mismos presos, me producen sus familiares, que
puntualmente acuden a visitarles. Ahí sí que podemos estar y
acompañar a sus familiares. Haciendoles favores de encargos,
interesandonos por su salud y sus problemas…
Siempre
existe la posibilidad para toda persona de pedir visita y poder
dialogar con ellos aunque sea a través de unos cristales. Más que
la voz, más que la presencia física, es el cariño que se
transmite, que se comparte.
Y
como, lo primero es la justicia, una manifestación del Amor
cristiano puede ser el protestar porque los pobres estén en la
carcel y los millonarios y poderosos salen de ella con fianzas
económicas altísimas, con equipos de abogados preparados, con
influencia política.
COMO
EL GRIFO DE LA FUENTE
En
mi pueblo hay una fuente en la plaza y constantemente da agua. Si no
es por una avería, no cesa el flujo del agua. Esto me recuerda las
obras de misericordia: del corazón misricordioso brota
constantemente la bondad. No son obras aisladas, puntuales, sino un
constante fluir.
Es
cierto que cuado vamos con el cántaro a la fuente recogemos el agua.
En ciertos momentos concretos palpamos y experimentamos más el
Amor y la Bodad de Dios en las personas.
Por
eso, las Obras de misericordia no son acciones puntuales, es el
aire constante que sopla y que algunas veces se nota más al rozar el
viento con las hojas o con un persona.OBRAS ESPIRITUALES
1.-APRENDER
JUNTOS
Lo
que palpo en las vida son personas con unas necesidades integrales,
totales. No veo mucho la diferencia entre cuerpo y espíritu. Jesús
sanaba a las personas: perdonaba y daba salud. Nosotros llamamos
corporales a ciertos aspectos más visibles. Por eso, decimos:
aprender juntos porque todos somos profesores y aprendices.
El
otro y yo somos personas que sabemos y que necesitamos aprender. Eso
de “enseñar al que no sabe”... ayudar a que aflore en él todo
lo que sabe, todo lo que lleva en su interior.
Me
ha pasado varias veces. Al intentar ayudar a aprender a leer en
castellano a personas de otros países, me ha sido muy fácil
haciéndolo a través del recorrido visual por los objetos. Como a
las personas les interesa esas cosas concretas porque con ellas
trabajan, las usan, las viven, enseguida han aprendido a leer y a
escribirlas. Debe de ser el sistema de Pablo Freire.
Hay
una actitud en muchas personas de pensar que no saben. Y no saben
posiblemente de cosas que se valoran hoy en la sociedad, pero lo que
es saber de cosas profundas, de humanidad, saben un montón. Dicen en
mi pueblo que cuando hay que trazar una carretera se cuenta con el
arquitecto, pero cuando es muy difícil ver el trazado mejor, se
llama a un pastor, que es quien mejor acierta.
Ya
me decían a mí: “doce años estudiando para no saber aparejar un
burro”. Una obra de misericordia o mejor de justicia, sería el
descubrir, hacer florecer en las personas lo que saben Y ayudar a
poner nombres a las cosas.
Enseñar.
Mejor, aprender juntos. Porque lo importante está en el corazón y
en la mente de cada persona. No puedo imponer ni meter con un embudo,
conocimientos. Mejor es poner elementos ante las personas para que
pensemos y descubramos.
Sí
que es cierto que conocimientos que hemos adquirido o puesto en la
historia, es bueno transmitirlos a los demás. Pero nunca el imponer
juicios morales, científicos, sociales.
Qué
bueno si no damos interpretaciones del Evangelio, sino que ayudamos a
las personas a leer el Evangelio. Que cada uno irá profundizando.
Quizás
tenemos oxidada la capacidad de analizar, de pensar. Se trata de
engrasar. Enseñar a quien no sabe: mejor, aprender juntos porque
todos sabemos e ignoramos.
2.
JUNTOS ENCONTRAMOS LO BUENO
Ojo.
Que puedo pensar que mi consejo es necesario para la otra persona y
en el fondo, lo que voy buscando es imponer mi forma de pensar o de
actuar a los demás. Ayudar a pensar, a reflexionar, a enfrentarnos
a la verdad que llevamos dentro.
Hoy
todas las personas intentamos imponer nuestras categorías, nuestras
opiniones. Es maravilloso el abstenernos de dar nuestros criterios y
ayudar a encontrarlos. Dar elementos de reflexión. Una obra de
caridad muy grande es que las personas aprendan a no dejarse llevar
por los medios de comunicación, incluidos los de la Iglesia, sino
que bebamos de las fuentes frescas del Evangelio, de la vida y de
los empobrecidos.
Qué
cosa más grande. Viene alguien a pedir opinión y con mi empatía lo
único que hago es devolverle sus preguntas, sus planteamientos. Y
después de un rato largo no he hecho más que acompañarle a entrar
dentro de sí, a buscar su solución. Al final dice ”ya me lo has
resuelto”. No. Solamente he hecho escuchar y devolver. Los
remedios solo se dan directamente en las farmacias. Y lo importante
es hacer personas que piensen y tomen sus decisiones aunque corran el
riesgo alguna vez de equivocarse.
3.
CORREGIRNOS PORQUE TODOS NOS EQUIVOCAMOS
Y,
¿estoy seguro de que se ha equivocado? Quién me dice que yo estoy
en lo seguro y en lo cierto? Busquemos entre los dos. Y veremos si
aquello que el otro ha hecho está mal en sí o según mi criterio.
No puedo controlar el Espíritu ni la conciencia ajena.
Hay
una tendencia enorme a confundir mis pensamientos, mis opiniones con
las del Espíritu. Si juntos escuchamos al Espíritu, a los pobres,
en el silencio... podemos llegar a acertar el camino.
Criterios
que ayer nos parecían de maravilla y obligatorios en el
cristianismo, hoy los vemos como opiniones y prácticas de un
momento, de una cultura, de una interpretación determinada. A todas
horas se me quejan las mujeres porque en su juventud les prohibían
el baile público en cuaresma.
Depende
mucho de nuestra interpretación de la moral cristiana para llegar a
imponer costumbres, prácticas que dentro de unos años, las veremos
como evangélicas. Y al revés. Obligaciones morales que ahora
vemos como exigencia cristiana, las veremos contrarias al evangelio.
Mucha humildad y dejarnos inspirar por el Espíritu.
4.
Perdono y hasta me olvido
Una
faena que me han hecho. Si me manchan el suelo puedo limpiarlo con
agua y lejía. Así ocurre en las ofensas que me han hecho. Puedo
echar mucho cariño, perdón… para barrer esa injuria.
En
principio, yo creo que hay una posibilidad sicológica: descubrir la
ofensa en su justa medida, verla en la realidad, sin hacerla crecer.
En
mi pueblo pasa un río y estos días lleva mucha corriente. Ayer un
grupo de personas escribimos en un papel una ofensa, alguna faena que
nos han hecho, el sentimiento de dolor que tenemos por ello, y nos
fuimos al puente. Escribimos la ofensa y sobre todo el sentimiento
que teníamos y lo echamos al río. El agua rápidamente se llevó el
papel. Es un camino para perdonar y olvidar. Repetirlo puede producir
su efecto.
Siempre
me ha chocado la frase de Jesús ”si alguien te hiere en la mejilla
derecha, ponle la izquierda”. Y lo entiendo a mi manera, pero es
efectivo. Cuando una persona me hiere -así lo siento yo-, lo mejor
es con voz muy baja, con serenidad, ofrecerle algo positivo, ponerme
de su parte... Y se deshace la ofensa. Cuando mayor es el trozo de
hierro, más calor necesita para derretirse. Si una persona me
ofende, le desbarato si me pongo a su altura física y me presento
menor que ella. La mayor victoria es no darle importancia y sobre
todo, ser asertivo a la hora de responder. Manifestar mi sentimiento
más que intentar derribar y vencer. Corazón sereno y ánimo
equilibrado. La leche en tetrabick, si la abrimos poniendo la boca
por debajo, sale muy suave. Si la ponemos con el agujero arriba, sale
a borbotones, pero no da de sí lo que puede y es realmente.
Manifestar
serena y empáticamente mis sentimientos sin buscar herir. Sino como
oportunidad para que la otra persona mejore, crezca...
5.
Te acompaño en el sentimiento. Consolar al triste
No
me gusta dar el pésame. Prefiero estar en silencio junto al que
sufre. Es muy fácil decir palabras de ánimo. Pero muchas veces son
palabras huecas. Hay que ponerse en el lugar de quien sufre para
poder compartir el dolor y la esperanza.
Se
trata de curar, de acompañar a encontrar motivaciones para vivir con
ánimo. A veces es preciso que duela primero la herida y que se
descubra bien para poder luego aportar curación.
No
puedo ni escarbar ni echar polvos de talco. Hay que dejar que se
vaya curando. Eso sí, estando junto a quien sufre con serenidad, con
lloro, compartimiento y con constancia.
Parece
difícil, pero me resulta más difícil acompañar a quien lo vive
disfrutando que estar con quien sufre. Porque ambas cosas me exigen
profundidad. Los chistes son una forma, muchas veces vacía, de
despistar.
Y
algo que no me gusta hacer es preguntar, indagar, en las causas de la
tristeza. Que quien sufre, se desahogue, cuente, narre. Pero que no
haya por mi parte un interrogatorio, una curiosidad. Yo lo veo sobre
todo como ejercicio de silencio, paciencia y cariño. Y suele ser
doloroso.
6.
Vivir las deficiencias ajenas como oportunidad
Cada
uno tenemos nuestras debilidades, nuestros fallos. Y muchas veces
resultan molestos a los demás. Nos pasa a todas las personas. Lo
grande es llegar a un momento en que ya no sea un sufrimiento sino
una gozada: acompañar a otra persona y sacar fruto de esa flaqueza.
Claro que si ronca mucho o me deja dormir, puedo marcharme a otra
habitación. Hay realidades que no sé superarlas. E incluso a
veces, eso requiere la ayuda técnica de un profesional.
Paciencia
no quiere decir callarme y no darme por enterado. Paciencia es
trabajar por estar con quien lo necesita y recurrir con él a
ejercicios físicos, ayudas médicas, apoyos sicológicos, etc., una
y otra vez, sin cansarme. Sin pretender resolverlo sin más.
Y
una ayuda necesaria, es salir de vez en cuando a otro ambiente,
descansar de esa dificultad, para reponerme, para respirar otro
ambiente. Los cuidadores de enfermos hacen una gran obra de
misericordia descansando y cambiando de lugar y ocupación.
Hay
personas que nos cuentan miles de veces la misma desgracia. Podemos
con sicología ir desviando la conversación, introducir acciones o
temas distintos, enfocar las cosas en otra dirección. Un trabajo de
maestría. Pero una forma preciosa de vivir la caridad y la
misericordia.
Ocasiones
especiales son hoy el acompañamiento a las personas enfermas, a los
afectados por el alzhéimer o la demencia senil. Cuánto bien hacen
muchas personas acompañando, estando con quien vive esas
enfermedades. Y no digamos nada, las personas que dedican horas y
horas a servir a los enfermos. Y especialmente cuando se ponen
raritos.
7.
Descubrir a Dios en los vivos y en los difuntos
Todas
las realidades son presencia de Dios. Hay que sondear, hay que
detectar su presencia. Y vivirla como tal. No para que me escuche,
que ya lo está haciendo sino para compartir y dialogar con Él sobre
estas realidades, para darle gracias, manifestarle nuestros
sentimientos, sentir su voluntad.
Ya
no es “rezar cinco padrenuestros o tres salves”. Es estar a
solas, hablando con quien sabemos que nos ama y nos lo está
demostrando en cada realidad, aunque nos parezca positiva o negativa.
Por
mucho que nos empeñemos, no podemos cambiar el curso de la
naturaleza, pero sí podemos vivir la presencia salvadora de Dios en
cada realidad. Y empalmar con ese sentimiento. Una vez más es
necesario el silencio, la escucha, la Presencia. Y caminar en la
dirección salvadora que la vida nos marca, aunque no nos guste.
Lo
que sí puedo hacer es ofrecer a los demás mi experiencia, mi
colaboración, mis pistas. Pero, sobre todo, mi escucha de Dios. Y
siempre con los grandes deseos y metas de Jesús: pan para todos, un
mundo nuevo que sea sociedad de Dios, un perdón y un mundo nuevo
experimentado ya aunque sea inicialmente.
Me
encanta, cuando quiero orar recordando a los difuntos, que es Dios
Padre quien me los recuerda: como un buen padre no se olvida, no
tengo que recordarle a sus hijos, sino que es Él quien me indica las
necesidades de su familia, que somos todos, y quiere y me indica cómo
echar una mano.
Si
fuese hoy
Surgen
nuevas formas, nuevas realidades en las que vivir la Misericordia.
Podemos
hacer una lista...
Lo
importante es que nuestra vida esté regada por el Amor. De Jesús
en la cruz salió sangre y agua y sigue corriendo en cada persona: La
acogemos y la dejamos pasar.
Así
se ve que Dios es Amor, misericordia, perdón.
Misericordia
hoy y aquí
la
misericordia no son actos aislados, sino actitudes que se manifeistan
en acciones concretas
Insinuóoalgunas
pistas, alguna señales, alguna fuentes que manan de la
misericordia:
.-
dar sangre a Donantes
.-donar
órganos para transplantes
.-cooperar
como voluntarios en las Ongs y Asociaciones.
.-Participar
en Partidos Políticos
.Colaborar
en el Telefono de la Esperanza
.-Crear
puestos de trabajo
Y
YA STÁ. ¿HAY ALGUN MOMENTO EN QUE UNOS Y OTROS NO EXPERIMENTEMOS
QUE DIOS ES MISERICORDIODO? stos
de trabajo o repartir el trabajo que hay aunque cobremos menos
.-Usar
los servicios públicos de transporte para no contaminar con el
propio
.mantener
limpias las calles
.Reciclar
todos los elementos posibles:basura, vidrio, papel, ropa,
.-Comprar
en tiendas de comercio justo
.-Colaborar
en economia solidaria, banca ética.
.Audar
en apoyo escolar
.-Pelar
patatas, poner mesas, servir comidas en actos populares
Repartir
hojas en el pueblo, avisos..
.Dejar
el ordenador, la impresora.. a otras peronas
Dejar
un local para usos comunes...
Llamar
por telefono, mandar un wuasshap....
Dejar
el coche para un viaje o llevar a alguien a algun sitio necesario
Ser
mediador entre personas en pleito
Trabajar
en servicios comuntarios , tales como limpieza , preparativos....
.-
Hacer favores a quien los necesita
Y
YA ESTÁ. ¿HAY ALGUN MOMENTO EN QUE UNOS Y OTROS NO EXPERIMENTEMOS
QUE DIOS ES MISERICORDIOSO?
Hemos
hecho una lista de posibles momentos en que vivir la misericordia.
Es algo constante. Y como hoy surgen nuevas realidades, son nuevas
las oportunidades en las que descubrir y vivir el Amor. LLUEVE A
TODAS HORAS.
Gerardo
Villar
No hay comentarios:
Publicar un comentario