1.
Vivir la sencillez: feliz, no cayendo en el consumismo ni en las modas
que nos obligan a comprar lo nuevo, lo último.
2.
Vivir la sencillez es tener más alegría al dar, o al compartir, que al
recibir, porque has descubierto el poder misterioso que tiene la palabra
gratuidad.
3.
Vivir la sencillez es vaciar el corazón de todas las cosas innecesarias
que lo ocupan, y llenarlo del tesoro de la amistad, de la cercanía y del
encuentro humano con los demás.
4.
Vivir la sencillez es creer que tu valía y dignidad está en lo que eres
como persona y no en lo que tienes o posición social que ocupas.
5.
Vivir la sencillez es solidarizarte con tantas hermanas y hermanos de tu
familia humana que viven injustamente en la pobreza y necesidad, y te movilizas
e implicas porque no quieres vivir mejor que ellos.
6.
Vivir la sencillez es poner tu confianza y seguridad no en el dinero o
posesiones, sino en tus bienes espirituales, en tus convicciones y creencias,
en tu Fe, en tus capacidades, en tu fuerza interior y en la de aquellos que te
aman y aprecian.
7.
Vivir la sencillez es trabajar para vivir y no vivir para trabajar.
8.
Vivir la sencillez es disfrutar de los innumerables regalos que la vida,
la Naturaleza, te ofrece constantemente cada día, y que pasan desapercibidos
para la mayoría de gente.
9.
Vivir la sencillez es respetar y cuidar de la Naturaleza con tu forma de
vivir, reciclando, reutilizando, reduciendo el consumo innecesario.
10.
Vivir la sencillez es utilizar tu dinero para que tú y tu familia podáis
vivir con dignidad, y para que los demás también puedan vivir con dignidad si
lo inviertes en banca ética y si te habitúas a exigir productos que provengan
del comercio justo y del comercio local.
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