La leyenda -posiblemente originada en el siglo IV- cuenta la historia
de Jorge, un romano que tras morir su padre -Geroncio, oficial del ejército
romano- se trasladó con su madre Policromía hasta la ciudad natal de ésta:
Lydda -actual Lod (Israel)-. Allí, Policromía pudo educar a su hijo en la fe
cristiana y poco después de cumplir la mayoría de edad se enroló en el
ejército. Debido a su carisma, Jorge no tardó en ascender y, antes de cumplir
los 30 años fue tribuno y comes, siendo destinado a Nicomedia como guardia
personal del emperador Diocleciano (284-305).
En 303, el emperador emitió un
edicto autorizando la persecución de los cristianos por todo el imperio, que
continuó con Galerio (305-311). Jorge, que recibió órdenes de participar,
confesó que él también era cristiano y Diocleciano ordenó que le torturaran sin
éxito. Por ello, se ordenó que se le ejecutara. Tras ser decapitado frente a las
murallas de Nicomedia el 23 de abril de 303, los testigos convencieron a la
emperatriz Alejandra y a una anónima sacerdotisa pagana a convertirse al
cristianismo y unirse a Jorge en su martirio. Una vez muerto, el cuerpo de
Jorge fue enviado a Lydda para que fuera enterrado.
La historia anterior es, en el mejor de los casos, dudosa. Sin embargo,
su veneración como mártir comenzó relativamente pronto. Se tienen noticias a
través de relatos de peregrinos de una iglesia construida en Diospolis (la
antigua Lydda) en su honor durante el reinado de Constantino I, que se
convirtió en el centro del culto oriental a Jorge.
La iglesia fue destruida en 1010 y más tarde reconstruida por los
cruzados. En 1191 y durante la Tercera Cruzada (1189–1192), la iglesia fue
destruida de nuevo por las fuerzas de Saladino. Una nueva iglesia fue erigida
en 1872 y aún se mantiene en pie.
Durante el siglo IV, la veneración al santo se
extendió desde Palestina al resto del Imperio Romano de Oriente. En el siglo V
su popularidad llegó a la parte occidental del imperio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario