No he hablado de este tema: los enfermos con la unción y la comunión.
No se trata de meter ningún medio. Es simplemente que en ciertos momentos de
enfermedad, como creyentes en Jesús, queremos vivirlos con la conciencia de la
presencia de Jesús. No es para morir. Es
para fortalecernos en el ánimo y acoger la realidad presente con la ayuda y la
compañía de Jesús.
Ya no se llevan la comunión con faroles y campañillas. Se lleva
discretamente y se vive la enfermedad unidos a la comunidad. Lo mismo la
unción: no se trata de que uno vaya a morir, sino de vivir las molestias de la
enfermedad con coraje y aliento. Es vivir con esperanza. Nadie se muere porque
le demos la unción. Conozco personas que la han recibido varias veces y viven.
Yo las he acogido dos veces ya. Es, que
la enfermedad, como cualquier enfermedad, la vivimos con Jesús, con esperanza y
disfrutando de la ayuda de quienes nos cuidan.
Es cuestión de que me lo
indiquéis y yo se lo administro. Pero creo que será bueno que algún día la
hagamos comunitariamente. Por eso, ni estamos más enfermos, ni tenemos miedo.
Juntos en el templo confiamos en Dios y acogemos su salvación.
Como creyente, confío no en el milagro de que se vaya a curar, pero sí
en la fortaleza y el coraje que me
aporta para vivir la enfermedad con
valentía, con ánimo, con fe. Dios está
con nosotros y somos conscientes.
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