domingo, 18 de septiembre de 2016

VIVIR MEJOR CON MENOS: ALGUNAS PROPUESTAS


•    Ser capaz de vivir sabiamente y de pensar en profundidad; que se opondría al ruidoso mundo digital y al pensamiento superficial, y que no se consigue con la simple acumulación de información.
•    Ampliar a las futuras generaciones el concepto de prójimo que encontramos en la “regla de oro” de las grandes tradiciones religiosas.
•    Considerar universalizable lo que hacemos y que tiene un impacto sobre la naturaleza.
•    Apostar por un crecimiento que no sea voraz e irresponsable, y, por tanto, redefinir el concepto de progreso.
•    Tomar conciencia del valor de la interdependencia, de la especie humana depende de las otras especies.
•    Vivir y entender nuestra vida como un don, un regalo. El don nos obliga a cuidar de ella y también de las vidas de los demás, sobre todo de los más vulnerables.
•    Aprender a apreciar las diferentes dimensiones de la felicidad que no pueden reducirse al hecho de tener o poseer.
•    Unir estrechamente las cuestiones social y ecológica. Recordar, por ejemplo, que son los más pobres y las minorías culturales quienes más padecen la problemática del daño a los ecosistemas.
•    Retornar a la simplicidad y a la capacidad de disfrutar con poco, que nos permite detenernos a valorar lo pequeño, agradecer lo que ofrece la vida sin aferrarnos a lo que tenemos ni entristecernos por lo que no tenemos.
•    Remarcar el valor de los pequeños gestos cotidianos, que nos permiten romper con la lógica de la violencia, del aprovechamiento, del egoísmo,…
•    Valorar el descanso, la dimensión celebrativa de la vida, una dimensión receptiva y gratuita que es algo diferente del mero no hacer.
(Extraído del Suplemento del Cuaderno nº200 de Cristianismo y Justicia)

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