Cada vez hay más personas que optan por ser incineradas el día que
mueran. En un principio se enterraban en los templos, luego en los alrededores
y más tarde en los cementerios.
Ahora nos dice el Vaticano que cuidemos las cenizas y las respetemos.
Ciertamente todo lugar es santo porque nos dice Jesús que Dios está en todas
las partes. Recordáis que esto no se tenía en cuenta cuando en el cementerio se
enterraban en un rincón aparte a las personas que morían fuera de la fe por
suicidio. No hay ningún lugar que no sea sagrado. En cualquier parte que
echemos las cenizas -por supuesto con sumo cariño y respeto- por la dignidad de
las personas, será bueno.
No se trata de que estén juntos para que sea más fácil resucitar, porque
eso le corresponde a Dios y lo puede hacer aunque no sabemos cómo. Es hacernos
vivir en su Vida y Dimensión.
Yo recuerdo aquello que decíamos al ponernos la
ceniza en la frente ”acuérdate de que eres polvo y en polvo te convertirás” Unidos
a la tierra en la nueva creación con Jesús Resucitado.
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