Y lo va a ser cada vez más, porque cada día va a ser menos abundante un
agua de calidad cuyo consumo no enferme a las personas ni al medio ambiente.
El agua es vida, conserva los ecosistemas y regula el clima. Pero es
también un recurso finito. La mayor parte del contenido de agua del planeta, un
97,47%, la almacenan los océanos (es salada), solo un 2,53% es agua dulce (casi
el 80% de ella está en glaciares) y tan solo un 0,003% potable.
884 millones de personas no tienen acceso a agua potable, lo que
provoca más de 10.000 muertes diarias, en su mayoría niños.
A la administración le corresponde y es responsable de la
planificación, ejecución de las obras y servicios relacionados con la
captación, almacenamiento, transporte, potabilización y distribución del agua.
Las empresas conocen su importancia y las necesidades vitales de las
poblaciones, por ello están tratando de convertir en un negocio el servicio del
ciclo integral del agua.
Tratan por todos los
medios de controlar:
-
los
acuíferos, ríos, lagos, reservas de agua de todo el planeta.
-
la
producción, la distribución y la comunicación con el consumidor.
-
la
desregulación, o concesión y libre comercio del agua.
La ONU declaró el agua como un derecho humano en 2010. El 28 de julio
de 2010, a través de la Resolución 64/292, la Asamblea General de las Naciones
Unidas reconoció explícitamente el derecho humano al agua y al saneamiento,
reafirmando que un agua potable limpia y el saneamiento son esenciales para la
realización de todos los derechos humanos.
Deberíamos estar atentos para que este derecho no quede en manos de una
economía que no conoce de personas, solo de beneficios.
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