martes, 13 de diciembre de 2016

El agua escasea y está siendo fuente de guerras.

Y lo va a ser cada vez más, porque cada día va a ser menos abundante un agua de calidad cuyo consumo no enferme a las personas ni al medio ambiente.
El agua es vida, conserva los ecosistemas y regula el clima. Pero es también un recurso finito. La mayor parte del contenido de agua del planeta, un 97,47%, la almacenan los océanos (es salada), solo un 2,53% es agua dulce (casi el 80% de ella está en glaciares) y tan solo un 0,003% potable.
884 millones de personas no tienen acceso a agua potable, lo que provoca más de 10.000 muertes diarias, en su mayoría niños.
A la administración le corresponde y es responsable de la planificación, ejecución de las obras y servicios relacionados con la captación, almacenamiento, transporte, potabilización y distribución del agua.
Las empresas conocen su importancia y las necesidades vitales de las poblaciones, por ello están tratando de convertir en un negocio el servicio del ciclo integral del agua.
Tratan por todos los medios de controlar:
-          los acuíferos, ríos, lagos, reservas de agua de todo el planeta.
-          la producción, la distribución y la comunicación con el consumidor.
-          la desregulación, o concesión y libre comercio del agua.
La ONU declaró el agua como un derecho humano en 2010. El 28 de julio de 2010, a través de la Resolución 64/292, la Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció explícitamente el derecho humano al agua y al saneamiento, reafirmando que un agua potable limpia y el saneamiento son esenciales para la realización de todos los derechos humanos.

Deberíamos estar atentos para que este derecho no quede en manos de una economía que no conoce de personas, solo de beneficios.

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