Jesús, no echaba grandes discursos. Hablaba en unos cuentecitos, que
llamamos parábolas y a través de ellas, enseñaba un mensaje muy interesante.
Cada parábola, cada cuento de esos transmitía una buena noticia: Por ejemplo, que Dios es como el sembrador que va
sembrando en la vida su Mensaje y, a pesar de las dificultades, produce fruto:
unas veces 30, otras 60 y otras 100 %
Jesús nos enseñaba que e
n nuestras vidas ocurre como en la siembra:
sembramos una semilla pequeñita y luego va creciendo hasta hacerse un arbusto. La fuerza, el amor
que hay en nosotros, por muy pequeño da fruto, como un arbusto. Otro ejemplo
cogido del campo: en nuestra vida se puede sembrar buena simiente y mala, es cuestión de descubrirla y tratarla. En
nuestra vida hay mensajes y fuerzas de todo estilo. Y a veces es imposible intentar quitar lo malo
que hay en la realidad.
En el campo de nuestra vida, todas las personas estamos llamadas a
trabajar: cada una a una hora y en unas circunstancias. Pero Dios premia y da
su salvación a todos. Valora nuestro trabajo, sea poco o mucho. No porque nosotros
seamos buenos sino porque Él es bueno.
Nos puede hacer mucho daño si ponemos nuestra confianza en lo que
ganamos y tenemos. No vale asegurar nuestra vida porque somos débiles y nuestra vida tiene límite.
Ejemplos que Jesús cogía de los labradores de su tiempo y los emplea
para explicar lo que ocurre en el campo de Dios.
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