martes, 13 de diciembre de 2016

Jesus II

Jesús, no echaba grandes discursos. Hablaba en unos cuentecitos, que llamamos parábolas y a través de ellas, enseñaba un mensaje muy interesante. Cada parábola, cada cuento de esos transmitía una buena noticia: Por  ejemplo, que Dios es como el sembrador que va sembrando en la vida su Mensaje y, a pesar de las dificultades, produce fruto: unas veces 30, otras 60 y otras 100 %
Jesús nos enseñaba que e
n nuestras vidas ocurre como en la siembra: sembramos una semilla pequeñita y luego va creciendo  hasta hacerse un arbusto. La fuerza, el amor que hay en nosotros, por muy pequeño da fruto, como un arbusto. Otro ejemplo cogido del campo: en nuestra vida se puede sembrar buena simiente y mala,  es cuestión de descubrirla y tratarla. En nuestra vida hay mensajes y fuerzas de todo estilo.  Y a veces es imposible intentar quitar lo malo que hay en la realidad.
En el campo de nuestra vida, todas las personas estamos llamadas a trabajar: cada una a una hora y en unas circunstancias. Pero Dios premia y da su salvación a todos. Valora nuestro trabajo, sea poco o mucho. No porque nosotros seamos buenos sino porque Él es bueno.
Nos puede hacer mucho daño si ponemos nuestra confianza en lo que ganamos y tenemos. No vale asegurar nuestra vida porque  somos débiles y nuestra vida tiene límite.

Ejemplos que Jesús cogía de los labradores de su tiempo y los emplea para explicar lo que ocurre en el campo de Dios.

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