jueves, 22 de junio de 2017

Lo importante

Hace años ansiaba cosas extraordinarias, buscaba relaciones perfectas, esperaba que me admirasen por algo, estudiaba con ahínco para llegar al diez, me medía con la perfección, tenía siempre miedo a no estar a la altura y exigía tanto a los demás que siempre me fallaba y me fallaban.
Con el tiempo entendí que lo extraordinario es que amanezca cada día, que se abran las flores en primavera, que un niño venga al mundo, que se deje a un abuelo mostrarse sabio, que la luna siga inspirando a los poetas, que los sentidos perciban tanto y la intuición no falle, que un sueño pueda ser más real que una evidencia, que las abejas fabriquen dulce miel, que la amistad no se agote o que el silencio hable más que las palabras.
 Hoy ya no quiero personas perfectas a mi lado, ni pegadas al espejo, ni pagadas de sí mismas, tan solo saborear la amistad.
No espero que me admiren, sino querer y que me quieran. No quiero dieces si se llevan la alegría de aprender de los errores.
Ni quiero enterrarme solita por miedo a fallar o a que me fallen.

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