domingo, 9 de julio de 2017

Llegamos al número 100



Al llegar al número 100 de esta hoja, sin quererlo, echo un vistazo para atrás. Yo conocí estos pueblos hace unos 50 años. Y eran pueblos muy religiosos. Recuerdo los comentarios de los curas de entonces. Paso por mi memoria los encuentros de jóvenes de toda la zona en Santo Domingo en reuniones cristianas. Veo las misas de cofradía y cómo se pasaba lista. Nadie faltaba o pagaba 5 pesetas de multa. La casa de ejercicios llenaba el pueblo de personas rezando y meditando. Las monjas ensayaban cantos para la misa. Era muy rara la persona que no participaba en la misa del domingo. Se llevaba la comunión a los enfermos por las casas. En todos los domicilios se rezaba el rosario. Todos los niños participaban en las catequesis y actividades propias.
Ahora todos conocemos y vemos la realidad ¿Qué ha pasado?
¿Cómo me gustaría hablar de esto y ver las opiniones? Las personas no eran ni mejores ni peores, pero sí creo que la fe cristiana ayudaba a las personas.
Quizás había menos medios, menos dinero, menos caprichos y quizás una mayor disciplina. No creo que fuésemos menos felices. Sino que éramos felices por otros caminos, con otro estilo, con otra forma de vivir. ¿Echamos en falta algo de aquello? ¿O lo vemos como algo que por suerte desapareció?  ¿Qué ha pasado para que se dé ese cambio? ¿Por dónde creemos que hay que caminar?


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