Me hace gracia.
Vamos echando cine en viernes, en
domingos, a distintas horas.Y
siempre hay personas que me dicen:” por qué no lo haces a otra hora”. Hay aquí un problema mucho más extenso que
la oportunidad del horario de proyectar una película. Descubro lo difícil que nos resulta el
ponernos de acuerdo para algo y el saber conjuntar intereses.
Sin duda es muy
difícil hacer algo a gusto de todas las personas, pero igual necesitamos saber
ceder, organizar mi vida en bien común, superar a veces mis intereses por los
intereses comunes.
De momento, algo
fundamental es pensar las cosas y decidirlas en grupo. Pero para eso, hay que
estar, participar, opinar. Nos da mucho
miedo dar nuestra opinión por si no agrada
a los demás. Pero es
indispensable el organizar las cosas entre todos, el opinar, el decidir
contando con todas las personas., aun sabiendo que nunca podrá ser a gusto de
todos y que algunos –pocos o muchos- tendremos que aceptar la decisión de los demás.
Es muy cómodo quedarme en la barrera y luego aplaudir o
chiflar a los toreros. Hay que meternos
en arena y, con el riesgo de acertar o equivocarnos, dar nuestras
alternativas. Y eso, además hace pueblo, hace comunidad, asamblea.
Si son muy pocos los que organizan o deciden, corren el
riesgo de no acertar. Pero la causa está en que los demás no
digamos nuestra opinión y nos
compliquemos en ella.
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