No necesitamos hacer nada para conquistar a Dios. No
necesitamos ganar méritos, ni hacer nada para que Dios nos premie. Para que nos
dé un premio. Eso ya está conseguido y regalado por Jesús
Al joven le cuesta
conquistar a la novia pero luego ya se trata de vivir ese amor, de sentirnos
queridos por Dios.
Cuántas veces nos
pasamos la vida quejándonos: del frío, del calor, de la noche, de la sequía y
de la lluvia, de los vecinos, de un familiar, de algo que me ocurre. Es que
vemos y sentimos la vida como una obligación, no como una suerte, no como una
dádiva. Y nosotros a acoger y a disfrutar de esos dones. ¿Cómo? Compartiéndolos
con los demás.
Me decía hace pocos
días un señor que vive en mi casa “yo creo que la Providencia siempre me
socorre”. Y le dije, “lo que ocurre es que hay muchas personas a través de las
cuales Dios te ayuda” :Es muy importante el sentirnos Dios y manos suyas.
Es fundamental el
tener la experiencia de sentirnos queridos, amados. Y entonces es como cuando
tenemos lleno el depósito. Si abrimos la canilla, sale el agua. Si abrimos el
corazón sale todo gratuitamente, sin esperar nada a cambio.
Decimos “gracias”. Y
es una expresión llena de sentido .Reconocer todo lo que recibimos, vivimos,
acogemos.
Cuánto hay de
agradecimiento, de gratuidad en la vida. Simplemente veamos la vida de unos
padres. Cómo cambia la vida de novios a casados con hijos. Llega la experiencia
de darse sin cobrar nada a cambio.
Gracias por leer
esto. Es una suerte para mí y espero, para vosotros
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