Que el miércoles de ceniza nos ponen ceniza en la frente para animarnos
a convertirnos a Jesús. Y con ello, va la oración y la limosna y la vigilia.
Pero nos dice el evangelio que cuando ayunemos, que no pongamos cara
triste, sino que nos perfumemos para que nadie se entere de nuestro ayuno sino
el Padre Dios. Por eso, es muy bueno que en lugar de ceniza, nos echemos
colonia. Porque nuestra gran conversión es llegar a ser felices y hacer felices
a los demás. Cuarenta días aprendiendo a vivir el servicio, la entrega, el amor
a todos y así siendo felices y haciendo felices a los demás.
Comer o no comer carne, puede suponer algún esfuerzo, pero vivir
contentos ante las dificultades y transmitir esa felicidad a los demás, eso
muchas veces nos cuesta más.
Bonita tarea y camino para estos días hasta la Pascua de Resurrección,
procurando que nuestra alegría se note
ante el Padre Dios y las demás personas ya lo palparán.
Me dicen las abuelas que la mejor forma de limpiar los candelabros de
la iglesia es frotarles con ceniza.
Pues eso mismo. Frotar nuestra vida con ceniza, descubriendo lo más profundo de nuestro ser y
dejando aflorar lo bueno, lo bello, lo grande que hay en nosotros
Pienso que es muy bueno dedicar
un rato cada día a vernos por dentro, a descubrir nuestras cualidades, fallos,
actitudes…
Lo que decimos. a frotar nuestra vida con la ceniza del evangelio, la
oración, el diálogo y así va a aparecer
nuestra grandeza, nuestro valor Pero
sin dejar la colonia, la alegría
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