domingo, 26 de diciembre de 2010

Agua con azucar

He hecho un invento científico tremendo.(¡!) He vertido azúcar en el agua de un vaso y luego toda el agua sabía dulce, Pero ya no se veía el azúcar. Se notaba simplemente

Esto es lo que me sugiere Navidad. Dios se ha metido, se ha unido se ha encarnado, ha impregnado las personas, la naturaleza y todo queda con sabor y presencia divina

Por eso, será bueno el ver a las cosas y a las personas y saber gustar su sabor profundo: sabe a Dios.

Los belenes me recuerdan más o menos un relato imaginario de lo que pudo ser el nacimiento de Jesús. La vida me lo hace presente, real, auténtico.

Qué magnífico el hecho del guardia civil que arropa a un niño en la patera y salva su vida. ¿Cuántos datos hay al día de hechos positivos? Dice la sicóloga Punset que para dormir feliz es bueno recodar 10 cosas positivas del día. Hoy les decía a los niños que íbamos a apuntar lo bueno de la vida y que cuando llegásemos a 1000 cosas, que ya podíamos descansar..

Estos días que quizás comemos más dulces, ¿sería bueno vivir la vida en todo lo que tiene de dulce? No hay que echar azúcar porque la tiene: es como una nevada enorme. Queda todo blanco. Pues así es lo que celebramos en Navidad: todo está lleno de la bondad y la misericordia de Dios. Y esto para siempre en la vida También los no creyentes disfrutan del dulzor de la vida Ahora me explico por qué los abuelos me dan tantas rosquillas y dulces.

Y esto aún en la enfermedad. “ Es demasiada amabilidad” decía un enfermo hablando de los médicos y enfermeras. ¿ No veis qué cara y qué de amables nos ponemos estos días de Navidad? Seguramente es que Dios ha echado azúcar en todos nuestros vasos. Pues a beber.

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