Le he dado muchas vueltas a esta gran fiesta y me voy a permitir exponer los grandes contrastes que he descubierto a lo largo de muchos años en los que la he disfrutado
De muy pequeño la viví como la viven muchos niños hoy: contagiado un poco por lo que los mayores nos trasmitían.
Más adelante, por lo que cada cual, siendo joven o ya bastante adulto, había adquirido en mi vida , como tradición, costumbre o elección personal.
Y llegado este momento, como hombre de más de 8o años, que quiere transmitir lo que hoy siento:
Es admirable descubrir que se trata de millones de personas que celebran la Navidad en el mundo, como algo muy común .Con una cena extraordinaria y con una alegría especial. Es maravillosa esta coincidencia que nos une de esta manera.
Y todo ello con el derecho a una libertad total en cada caso, aunque el origen d ele Fiesta sea la celebración del nacimiento del Niño Jesús.
Qué contraste tan hermoso de unión en un mundo de hoy, donde cada cual vamos por un camino distinto sin respetar en muchísimos casos el de los demás.
Sería verdaderamente alentador que a esta coincidencia de la celebración de una cena fuera d e lo común, pero coincidente en la alegría, tuviésemos en cuenta a millones de personas, entre las cuales hay muchísimos niños, que no lo pueden celebrar y de alguna forma, sin gran esfuerzo, participásemos aportando algo de lo nuestro, a cualquiera d e las instituciones que hoy existen, para atender a los necesitados.
Y a los cristianos que también celebramos este acontecimiento, que antes de empezar la cena, bendigamos en esta ocasión nuestra mesa, con una petición muy sencilla:”El Niño Jesús que nació en Belén, bendiga esta mesa y a nosotros también”(CHOMIN )
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