Las trufas son hongos subterráneos. Viven asociados a las raíces de ciertas plantas leñosas, con las que establecen una simbiosis de la cual se beneficia tanto el hongo como la planta leñosa. Ya sé que es una definición un tanto científica.
Pero me ha venido a la mente la trufa como elementos que se está promocionando en nuestra Sierra de Cameros Viejos.
Y quiero recordar a Asun y Angelita, (otras han ido estando también ), dos religiosas , Hijas de la Cruz, que han estado durante 23 años viviendo en un pueblo de esa Sierra San Román de Cameros. Viviendo y acompañando a las personas: ancianas, enfermas, atención domiciliaria, cursos y cursillos con las mujeres de la zona en unos pueblos muy pequeños. Y sobre todo, cercanas a las personas que han vivido dificultades. Son como las trufas: asociadas a las raíces de los pueblos, estableciendo una unión. , casi una simbiosis de la cual se han beneficiado las dos partes: las personas y ellas.
Y sobretodo, quiero celebrar su sencillez. Han pasado desapercibidas en los grandes ámbitos, viviendo con una enorme austeridad, con su casa disponible.
Vinieron, han estado y se han ido sin ruido, sin homenajes, sin reconocimientos.
Al llegar a su jubilación, han tenido que marchar a otras comunidades de la congregación.
Las trufas solo se saborean, cuando se encuentran en el monte por el olfato de un jabalí. Muchas personas también hemos tenido la suerte de olfatear, contemplar, disfrutar de la sencillez y la entrega de estas personas servidoras
.Pero de verdad, que solo se descubren cuando vas buscando algo de calidad, sin oropeles
Y ¿qué les ha movido a estar ahí? Yo les he visto día a día leyendo y saboreando el evangelio: siendo buena noticia para los serranos.
Trufas que no se venden. Se han dado a las personas sencillas. Y hemos podido, – los cameranos- han podido saborear la bondad y el servicio de un Dios Bueno y cercano. Al trataros, hemos recibido vuestra compañía. Gracias Hemos experimentado el dulzor de la trufa, de la Bondad de Dios.
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