Cuando leo el evangelio, parece que está hablando de las cosas que ocurren hoy.
Eso lo decía una persona de nuestros pueblos que lee todos los días el evangelio.
Y es que Jesús no se inventaba nada. Lo que hacía era leer la realidad, la vida , desde la consciencia, desde la profundidad de su ser y vivir. Y ahí descubría lo que el Padre Dios quiere y nos está diciendo.
Sobre todo en los cuentitos, que llamamos “parábolas”, lo que hace es tomar el ejemplo de lo que ocurre en la naturaleza, en las relaciones entre las personas, en la vida ordinaria, y sacar de ahí un Mensaje que nos da sentido a nuestras vidas.
Es un gran secreto: ver y vivir y leer la vida y sus realidades con profundidad, con interiorización. Pasar más allá d e las apariencias, de la superficie y calar, llegar al fondo. Ahí nos encontramos con Dios.
Pensemos q en el sol, la luz, el calor o frío, las plantas, los sembrados, las viñas, el trabajo, las relaciones entre personas, la muerte,… Todo contiene una presencia de Dios .Pero hay que aprender a escuchar, a captar, a experimentar
Todo ocurre por algo y para algo. Es cuestión de saber pararnos y verlo. Y de todo se puede sacar algo positivo. Bonito y rico ejercicio si hacemos esto. Lo vamos a llamar “contemplación”: lo hacemos cuando nos paramos a contemplar el rostro de un ser querido. Hay mucho más que los rasgos, que los colores, que las facciones. Ahí hay vida, cariño, espíritu, sensación, interrogantes..
Bien nos puede venir el leer el Evangelio para aprender de Jesús a ver la Vida.
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