Aunque se levanten a
las 6 de la mañana, se las
ingenian para hacerse esperar. En el otro extremo están quienes
llegan con mucha antelación.
¿Qué revelan estos comportamientos opuestos?
Nada más
irritante que tener que encontrarse con un amigo sabiendo
de antemano que nos dejará esperando. Lo peor es que conocemos todas y cada una de las excusas que nos dará.
"Me quedé dormido", "El autobús se retrasó" o "Mi jefe
me pidió que me quedara a terminar un trabajo", son parte de
la larga lista de justificaciones a las que apelará.
Pero ¿qué puede
estar expresando con su comportamiento alguien que siempre se hace esperar?.
He aquí algunas causas posibles
· Baja
autoestima: cree que lo que aportará no será suficiente o de
poca calidad y así acorta el encuentro.
· Haber sido
relegado y haber tenido que esperar mucho tiempo a otras
perdonas
· Tener
demasiadas cosas que hacer.
· Pensar que
hacerse esperar lo vuelve aún más importante.
· Haber perdido
la noción del tiempo: enfrascándose
en tareas apasionantes · Padecer de
rebeldías no encauzadas: se pelea con normas y relojes para
demostrar que está más allá de las pautas consensuadas.
· No encontrar
canales de expresión: llegar
tarde al trabajo implica que no se tiene motivación pero tampoco se encuentra
el modo de plantear el desacuerdo.
En ciertos
casos, ser un impuntual crónico puede ocasionar sufrimiento no
sólo a la persona que espera sino también a la que padece ese trastorno, ya que
en ciertos casos anhelan poder superarlo pero,
por razones no lo logran. "Sufren viendo que se les
repite endemoniadamente una conducta que quisieran resolver y no pueden", ). "Pero
existen quienes hacen padecer el maltrato al otro y no toman
conciencia de que eso es un síntoma. También están las personas que, en secreto o no, gozan
satisfechos cuando sienten que logran ser esperados", explicó.
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