domingo, 20 de diciembre de 2015

Como en misa

Cuando llegan los mítines, me hace mucha gracia que, según el color político del partido que anuncia su programa, acuden unas personas u otras. Generalmente los que ya piensan así y están convencidos. Siempre hay alguna persona que va a enterarse y eso es envidiable. Pero los mítines no son exposiciones del programa sino arengas para atraer votos, decir lo malos que son los demás y convencernos que vamos a ganar. Cuanto menos convencidos estemos, más chillaremos.
Con todos los gastos que suponen las campañas, sería necesario que hubiese un mitin obligatorio para todos, donde en lenguaje sencillo, sin atacar al contrario, abiertos a un diálogo sereno, diese a conocer a fondo el programa y se obligase a cumplirlo. De forma que hubiese un órgano popular que luego decidiese si se va cumpliendo. De lo contrario, sería motivo para tener que dejar el cargo político.
Pocas personas solemos ir a misa o a una charla si no me gusta el sermón o no creo en ello. Así creo que es bueno que haya no reuniones de partidarios, de confesos (eso se da por supuesto ) sino encuentros de buscadores. Siempre el interrogante es muy constructivo.
Me encantaría volver a la plaza, al ágora de los griegos, a los concejos abiertos de nuestros antepasados para descubrir, deliberar, decidir entre todos.
Lo más importante no es cumplir con la misa sino sentirme comunidad. Sentirme pueblo que vivimos y caminamos juntos.
A ver si cambiamos los mítines y su estilo. Y me diréis a ver si cambiamos también los sermones de la misa.....

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