sábado, 15 de octubre de 2016

Los cocones




Veo a las personas, debajo de los nogales, y muchas llevan la señal  en las maños. Las nueces, al limpiarlas, dejan el verdor en las manos y uñas y cuesta un montón limpiarlas. Dura el verdor mucho tiempo.
Así me gusta que me marquen mis creencias, mis experiencias.
Estos días se apuntan los niños y los jóvenes  a catequesis. Me gustaría que no sean cosas de memoria que enseguida se olvidan sino experiencias que marcan a las personas. Como los cocones. La razón está en que  tenemos que mancharnos para quitar la piel, el pellejo.
Las personas que experimentan, que quedan marcadas por lo que hacen, eso les dura. Hay muchas personas que han estado de voluntarias este verano en Grecia, en los campos de refugiados. Y eso les ha marcado. Viene con las señales del dolor y el sufrimiento. Eso no se borra. Hace falta lejía, hace falta trabajo positivo a favor  de los refugiados para ir limpiando el dolor de Tesalónica e ir ayudando a vivir con mejores condiciones, por lo menos, con vivienda.
Me gusta mucho que en varias parroquias, dentro de la catequesis de niños y de jóvenes tienen la experiencia de algún centro donde se vive con personas con problemas (Caritas, Cocina Económica, hospital…); la mancha que eso les deja  difícilmente se quita. Experimentan el dolor. Y eso es como la marca de los cocones.

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