Veo las huertas y me quedo impresionado. Lo mismo me ocurre con los tiestos de las ventanas que hay en las casas. Saben hacerlo Saben cuidarlo, regarlo.. Pero me parece que en alguna ocasión, también echan abono, fertilizantes. Y las plantas cercen más y mejor.
Pienso que en la vida humana, familiar, ciudadana, y en la cristiana, también hay quesaber sembrar, cuidar.. Pero hace falta fertilizantes, abonos, vitaminas. Y esos abonos nos los dan el testimonio de otras personas (sobre todo de los padres), la formación que nos vienen de charlas, lecturas, grupos y sobre todo del evangelio . Necesitamos escuchar a Dios, aprender a contemplar la vida desde Jesús. Nos fortalece la Eucaristía como entrega a los demás. Si no echamos abono a nuestras plantas, se van secando. Si no abonamos con formación vivencia, escucha, compartir, con vida cristiana, con evangelio con ganas ,,, acabamos siendo cristianos, mejor dicho, personas por costumbres, por rutina… y no crecemos. Lo vemos también en la vida normal d e nuestro cuerpo: el que no come, se muere. Y de vez en cuando, nos mandan tomar unas vitaminas especiales para fortalecer nuestro organismo. Pues igual nos ocurre :necesitamos alimentar nuestra inteligencia, nuestros conocimientos, nuestra cultura, nuestro ser cristianos. Por eso, aquel apóstol San Pablo nos dice: “hay muchos enfermos, débiles ( en el espíritu) porque no acogen a Jesús” bien sea en su palabra, bien en la Eucaristía, bien en los pobres
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