"Tengo 72 años, estudio en una universidad para la tercera edad y además trabajo en el voluntariado social, entre otras cosas, cuidando y acompañando a personas de mi edad y mayores que yo. Por suerte, me encuentro de maravilla y sentirme útil me hace mantenerme también más joven y capaz. ¿Hay algo de cierto en mi afirmación o son ilusiones mías?"
No son ilusiones suyas, son realidades contrastadas. Por ejemplo, estudios muy recientes han demostrado que ayudar a los demás, ser solidarios y cooperar es placentero y motivador, porque así estimulamos zonas de nuestro cerebro asociadas al placer. Estos centros del placer son los mismos que reaccionan ante estímulos gratificantes. Además, mantenerse activo física y mentalmente y con una actitud tan positiva como usted manifiesta podría contribuir a prolongar la vida entre cinco y ocho años según investigaciones de la Universidad de Yale. Sentirse útil a cualquier edad es básico para la salud física y mental y para ser feliz.
En las personas mayores, el problema no es tanto la edad y la soledad (que lo son) cuanto la sensación de que ya no sirven para nada. El lenguaje interior, lo que uno se dice a sí mismo es otro factor clave que determina el estado de ánimo, con independencia de su edad, sexo o condición social. Pero en el caso de los mayores, de los tímidos y pesimistas, utilizar palabras que les hacen sentirse mal puede ser letal. Por eso, los médicos y psicólogos nos empeñamos en lograr que nuestros pacientes se atrevan a enfrentarse a sus temores y empiecen a usar palabras positivas y de esperanza sobre sí mismos y sobre sus aptitudes y posibilidades futuras. La forma más rápida y directa de lograr el cambio de una actitud y de un diálogo pesimista a un pensamiento y a un lenguaje positivo en la actividad compartida, marcarse algún objetivo alcanzable a corto plazo y sentirse útil mostrando interés por los demás.
Quien muestra interés por sus semejantes les beneficia, les produce un bien y ese bien se devuelve con creces. En definitiva, si no somos buena gente, bondadosos y solidarios por pura bondad, debemos serlo, al menos, por sano egoísmo.
Dr. Bernabé Tierno (Psicólogo y Psicopedagogo) / El Semanal
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