Anoche, algunas personas hicimos el apagón de 22 horas a 22,05 como protesta para que las empresas distribuidoras de electricidad rebajen los precios. Un hecho significativo. Unos estuvimos a obscuras. Otras personas encendieron sus velitas. Casi siempre, cuando falta la luz, acudimos a las velas.
Para mí es un signo. Frente al gran poder de las empresas eléctricas, la fuerza de unas velitas, pequeñas, insignificantes
Y esto lo veo en la sociedad. Cuando se debate a grandes niveles financieros, empresariales, sindicales, políticos, religiosos… me consuela mucho el ver las pequeñas lucecitas.
Hasta estoy pensando lo que decimos en los pueblos: “cuando hay que hacer una carretera difícil en su trazado, consultamos a un ingeniero. Pero cuando la cosa es sumamente difícil, le preguntamos al pastor del pueblo”. Que seguro que va a acertar porque tiene experiencia
En medio de la crisis, alguien ha preguntado a los abuelos y abuelas ¿cómo se puede resolver?. Porque igual es tan sencillo como colocar el huevo de Colón. Ellos tienen experiencia de austeridad, de lucha, de esfuerzo, de alternativas.
¡Ahí va! Y se nos había olvidado preguntar a estos auténticos expertos en economía y sobre todo en sentido común.
Como cuando se va la luz, hay quien no tiene una velita de repuesto. Con todas las que hay y lo baratas que son.
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