Estamos hablando del cambio notable que se está dando en nuestra manera de vivir y de creer. A todos nos cuesta abandonar los viejos esquemas aprendidos desde siempre. Y sin embargo algo va cambiando en la vida de nuestros pueblos: mejora la convivencia, el interés no decrece. Necesitamos cambiar, porque cambiar no siempre es perder, muchas veces es ganar.
¿Cuáles son las condiciones para que en nuestra vida cristiana se dé un cambio que nos lleve a una vivencia mejor de lo cristiano? Algunas como estas:
- apertura de mente y de corazón.
- respeto al otro y deseo de verdad.
- vivir en el hoy con los ojos abiertos.
- no justificar situaciones que ya no se tienen en pie.
- no agarrarse a dependencias, ansiar ser más libre.
- no vivir en el olvido, en el desamor.
Cambiar bien es señal de que se está vivo. Hay que luchar contra la rutina que nos puede, contra la falta de esperanza que se instala en nuestros días. Hemos sido criados en una fe rutinaria; hay que lograr llegar a una fe viva.
Cambiar no tiene que ser algo puntual, sino un modo de vida. Siempre hay que estar cambiando, evolucionando, repensando las cosas. Así nuestra fe puede tener más futuro y ser un bien para nuestras personas
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