Se casaron hace sesenta y
dos años. Han tenido tres hijas. Una, Teresa, murió a los 33 meses, otra,
Raquel, a los cuarenta y tres años, y otra, Maite, vive. Reviven con emoción el
cariño de cada una de ellas. Su mayor recuerdo y vivencia, las hijas. Su
corazón está en las que murieron y en la que vive. Aman tremendamente a la familia
y les están agradecidos a tope. Muy unidos a los suyos. Reviven cómo sufrieron
y gozaron con un cariño inmenso. “Lo mejor era para ella“, “hicimos todo lo que
sabíamos, nosotros y toda la familia“. Ahora ya viven jubilados entretenidos en
las pequeñas cosas de casa y un huerto familiar, como recreo. Tienen muy buena relación
con las amigas y con los amigos del pueblo. La hija, les mima, le trae todo,
les a
siste. Recuerdan el cambio total que han vivido en las condiciones del
pueblo. El cien por cien.Tienen muy buena memoria y relatan historias del
pueblo. "Parece que hemos ganado mucho y que ya no hay peleas como en
otros tiempos". Con sus años participan en la vida del pueblo y de la parroquia
y cuidan con esmero la pequeña huerta. Son un testimonio estupendo de dos
personas nacidas el mismo día: 21 de mayo, en años distintos. Gracias.
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