domingo, 30 de agosto de 2015

Pastor de camellos

No se trata de ningún anuncio ni de ninguna oferta de trabajo.
Es la experiencia de una persona- le vamos a llamar Roberto- que ha vivido año y medio cuidando camellos en el desierto. La escasez de agua, de alimentos. Calor intenso y frio por la noche. Aplasta a cualquier persona. Y el silencio inmenso y la soledad eterna. Pero Roberto vivió así año y medio en el Sahara.
Y vive ilusionado. Se fue buscando a Dios, con pasión por Dios.  Hace unos años. Ahora lo recuerda con entusiasmo, con felicidad, con añoranza.
El día es largo en el desierto. El se entretenía descubriendo las huellas y analizando las pisadas de los camellos para poder luego buscarlos. Se especializó en ello a lo largo de ese tiempo, aprendiendo a seguir a los camellos y a localizarlos.
Y así aprendió a reconocer las huellas de Dios en la vida. Su vida posterior ha sido muy interesante. Ha recorrido miles de kilómetros y de países... siempre en busca de Dios. Sin nada. Como un carrilano de la vida.

Y aprovechando la experiencia que le dieron los camellos de “buscar las huellas divinas” en la vida. Es un “hermanito de Jesús”, de la escuela de Carlos Foucault. Este cristiano converso, Carlos, después de vivir la fe, dice:«Enseguida que comprendí que existía un Dios, comprendí que no podía hacer otra cosa que de vivir sólo para El».

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