No podemos olvidarnos de aquellas personas que
con su trabajo, sacrificio y cariño, nos enseñaron a leer, escribir, rezar y
tantas y tantas cosas necesarias que íbamos a necesitar a lo largo de nuestra
vida
No creo que
nadie los haya olvidado, aunque, cuando íbamos a la escuela, éramos ajenos a su
gran esfuerzo.
Yo he visto llorar a mi maestra más de una vez.
Era de impotencia. No es que fuéramos muy rebeldes. No, es que éramos muchas
niñas y de todas las edades y ella sola no podía con todo.
Gracias a ellas, hemos podido defendernos a lo
largo de los años. Siempre les estaremos agradecidas, recordándolos con cariño
y con este pequeño homenaje
Para mí personalmente, fue una persona muy
querida
A los pocos momentos de morir, mi madre fue la
primera persona que vino a verme, me abrazó y me dio un beso. Yo era muy niña y
me eché a llorar.
Nunca la olvidaré, Señorita Narcisa Ruiz del
Castillo. Gracias.
Blanquita
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