Estuve
ayer viendo Rioja Natura. Magníficamente explicado. Pero me quedé impresionado.
Los niños de capital no han visto nunca un pollito, ni un buitre ni una lechuza.
Es curioso. No hace mucho me decía una niña sorprendida que había visto tomates en el suelo. Es
cierto que las personas mayores tenemos que ponernos al día para entender el
mundo de hoy y sus formas. Pero también es cierto que los más jóvenes tienen
que acercarse a la cultura pasada. Cada una tiene unas formas y unas riquezas.
No todo lo pasado es trasnochado ni todo lo presente es esnobismo.
Necesitamos
mezclar lo pasado y lo presente. Las personas mayores no podemos perder el tren
de la novedad ni los jóvenes olvidar las adquisiciones de la historia.
Es
difícil guardar el equilibrio. Y mientras no haya un diálogo entre el pasado y
el presente, no habrá un diálogo constructivo.
Claro
que para enseñarnos las aves, llevaba el monitor un altavoz adhesivo. Y para
hablar por whatsapp, hay que saber las letras del abecedario.
Sí,
los tomates en la planta, luego en las baldas del comercio.
Qué
bueno el equilibrio entre pasado, presente y futuro. Pero hay cosas que durarán
muchos años: los pollitos siguen naciendo de las gallinas.
Se me ocurre que igual lo mejor es vivir el
presente con la alforja del pasado y los anteojos del futuro. En los pueblos
tenemos muchas posibilidades para ello. Y para rato.
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