jueves, 8 de junio de 2017

Yo no soy rico



Eso lo decimos todas las personas de los tres pueblos. Pero sí que tenemos un buen vivir. No nos falta y nos vamos defendiendo. Y eso posiblemente nos va creando un hábito de comodidad, de “con tal de estar yo bien, allá cuidados “.
Es curioso pero yo voy descubriendo y experimentando en la vida que las personas cuando no tenemos abundante, cuando pasamos dificultades, nos acordamos más de los demás, somos más generosos. Es aquello de la viuda del evangelio que echó en el cepillo dos monedas que era lo único que tenía.
La cultura de buen vivir nos puede ir conquistando y aunque no seamos millonarios, pero nos tira el pensar en casa y en mi comodidad. Y resulta que da gusto vivir cuando cada uno miramos por los demás. Y esto además no cuesta sacrificio, sino que produce una inmensa alegría a nosotros y a los demás.
Es un patrimonio que hemos recibido de nuestros mayores: la solidaridad entre todos, la ayuda a todos, el pensar en los demás.
Nuestros problemas se solucionan mucho más cuando todos somos para todos.

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