Qué palabra más rara. Quiere decir una ideología que niega la
diferencia y la reciprocidad natural de hombre y mujer, (por aquí va el autobús
de marras). Presenta una sociedad sin diferencias de sexo. El Papa dice que es
inquietante el que algunas ideologías de este tipo procuren imponerse como
forma de pensar única y que a veces se eduque a los niños desde ahí.
También se preocupa el Papa por la
posibilidad de manipular el acto generativo y traer hijos sin la relación
sexual entre hombre y mujer. Esto pretende sustituir al Creador.
La decisión de casarse y crear una familia
debe ser fruto de un discernimiento y verlo como una vocación, una llamada de
Dios a servir así a la sociedad. Y por eso, son los padres los que tienen el
derecho primario de educar integralmente a los hijos. Los padres tienen el
derecho y la obligación de educar a los hijos y nadie se lo puede quitar.
Recuerda el Papa que lo más grande es el amor
y que eso se vive de una forma especial en el matrimonio. Por eso, invita a la
paciencia recíproca, sin pretender que las relaciones sean perfectas y sin
colocarse cada uno como el centro. Invita a ser benévolos y a donarse sin
medida, sin reclamar pagos por el gusto de servir y dar. Invita a no ser
envidiosos, a no enorgullecerse o no agrandarse, a ser humildes y amables. Invita a no acabar nunca el día sin hacer la paz en la familia. Tratar de ver
el lado positivo del otro cónyuge, a tener plena confianza en el otro y a provocar
la felicidad de los demás.
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