La explotación sexual de los niños y niñas
constituye “una de las realidades más escandalosas y perversas de la sociedad
actual “. Hay niños “de la calle” en las sociedades que sufren violencia, la
guerra o la presencia del crimen organizado. Esto es más escandaloso cuando ocurre en
los lugares donde deben ser más protegidos, es decir, en la familia y en
las escuelas y en los colegios
religiosos.
Entre nosotros no se da. Pero ¿podemos hacer
algo por los niños que lo sufren en otros países?
Entre las graves amenazas para las familias
en todo el mundo, el papa cita:”la eutanasia y el suicidio asistido”. El estar
a veces las familias sumidas en la miseria, ayuda a estas situaciones.
Lo mismo existe “la plaga” de la droga, que
tanto hace sufrir a las familias. Lo mismo ocurre con el alcoholismo, el juego
y otras adicciones.
¿Por qué se dan esas miserias?
Una familia sana favorece a la maduración de
las personas, al cultivo de valores y al desarrollo sano de las ciudades y
pueblos.
Las uniones entre personas del mismo sexo no
pueden equipararse sin más al matrimonio. Ninguna unión precaria o cerrada a la
comunicación de la vida nos asegura el futuro de la sociedad.
Estas nuevas prácticas, dentro de la familia ¿la
fortalecen o todo lo contrario?
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